El Libro del Mar de Bolivia

Debo realizar una corrección a la carta de Valentina Verbal, en relación con el Tratado de 1895. Este no fue desechado sólo por Bolivia, sino también por Chile; nuestro país rechazó el artículo 5 en cuanto a la “indivisibilidad de los dos protocolos referentes a la transferencia de territorios y restablecimiento de la paz”. Transcurrieron cerca de tres años de discusiones y reuniones, pero la excesiva dilatación del tratado sólo hacía ver la gran influencia política que Argentina mantenía constantemente en el Estado Bolivariano.

Chile había entregado en 1895 una solución explícita sobre la mediterraneidad de Bolivia, al establecer en el artículo 1 la entrega de “dominio y soberanía permanente sobre territorios de Tacna y Arica”, obligándose a transferirlo a nuestro vecino. Pero también dimos a conocer imperfecciones de redacción en el artículo 4; indicó dos inconvenientes: que el cumplimiento era a criterio de Bolivia y que tenía un alcance amplio y absoluto. Al no tener respuesta de Bolivia, simplemente rechazamos.

Lo más curioso de este tratado es que Chile ratificó los primeros tres artículos sin modificación alguna, publicándolos en el Diario Oficial en 1895, pero sin ninguna referencia a una salida marítima.

Es así como el Tratado de 1904 es una búsqueda a una solución. Abraham König, representante de Chile, sepultó las negociaciones de 1895 y propuso cuatro puntos esenciales, señalando a través de notas diplomáticas reservadas que Chile no iba a cambiar de posición, ya que los territorios eran chilenos por victoria militar. Por tanto, Chile no presionó a Bolivia, sino que dejó clara su posición ante una negociación y fueron los propios bolivianos quienes accedieron al Tratado de 1904, sin ser obligados a firmar.

Miguel Silva Bustos


Fuente : La Tercera



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