‘Ética hacker’ para el Estado

El movimiento hacker proviene de las comunidades colaborativas de programadores, comunidades promotoras del conocimiento libre, la solución colaborativa a problemas complejos y la libertad que emerge y se desarrolla en la era de la comunicación en red.

La revolución de las tecnologías de la información y la comunicación de las últimas dos décadas ha estado acompañada por la explosión de datos. Como nunca antes en la historia de la humanidad, contamos con innumerables fuentes de datos y registros. Entidades públicas, empresas privadas, bancos y muchas organizaciones que generan datos de todo tipo y en cada momento se han convertido en nuestro tiempo en recursos valiosos para las decisiones en el Estado, el mercado y la sociedad y la vida de las personas.

La apertura de datos, la cultura abierta y colaborativa son parte de una movilización global por transparentar las relaciones en los Estados, las empresas y la sociedad civil, por incentivar el conocimiento, mejorar las políticas públicas y la eficacia gubernamental, así como la creación de soluciones a las necesidades humanas a partir de la colaboración y los enfoques multidisciplinarios intermediados por la tecnología.

Es cierto, datos como los de seguridad nacional, la identidad de las personas o diagnóstico médicos, por citar algunos ejemplos, son necesarios de mantenerse en los máximos niveles de protección para garantizar la mayor privacidad —no hay sistema inquebrantable dicen los expertos— lo que no se contrapone con la liberación de datos.

El acceso libre a datos permite que emprendedores, investigadores, estudiantes, líderes políticos, empresarios, activistas, funcionarios públicos, formadores de opinión, centros de pensamiento, organizaciones sociales e individuos puedan utilizar, reutilizar y redistribuir libremente información que le sea útil para crear, mejorar procesos o innovar.

Everybody needs a hacker, A. Dulaunoy, CC

El acceso y uso de datos públicos permite robustecer la gestión pública —no solo por transparentarse y rendir cuentas— sino porque abre la posibilidad a otros actores de contribuir y mejorar las políticas públicas, procesos, sistemas o iniciativas de interés colectivo. Esta relación diferente entre el sector público y la sociedad civil puede tener un actor clave de renovación: las y los hackers.

Contrariamente a la opinión equivocada que muchos medios construyen sobre los “hackers”, éstos no son seres malignos dotados de potentes computadoras y conexiones a internet dedicados a robarle su clave de acceso a Facebook, información al Gobierno, dinero a los bancos o vulnerar sistemas de seguridad. El movimiento hacker proviene de las comunidades colaborativas de programadores, comunidades promotoras del conocimiento libre, la solución colaborativa a problemas complejos y la libertad que emerge y se desarrolla en la era de la comunicación en red.

El encuentro entre hackers y funcionarios públicos, o entre hackers y activistas y periodistas, son ejercicios de enriquecimiento del potencial transformador de las sociedades y los Estados. De estas relaciones resultan iniciativas que mejoran la calidad de la gestión pública, empoderan a la ciudadanía con información y herramientas de decisión. Lejos de poner en riesgo una gestión o generarle vulnerabilidad, la apertura de datos permite a las gestiones públicas mejorar y validar procesos con evidencia como respaldo y transparencia como práctica.

Hackatón en el Estado: el inicio de un nuevo proceso

Kevin Mitnick: Ghost in the Wires, C. Tsevis, CC

El Servicio Estatal de Autonomías (SEA), una institución pública de asistencia técnica a las entidades territoriales autónomas en el proceso de implementación y desarrollo del régimen autonómico, ha dado el primer paso en el proceso de apertura de datos públicos en Bolivia.

Por la iniciativa de La Pública, una plataforma de periodismo y activismo desde la sociedad civil, y tras algunas semanas de preparación, el jueves 3 de septiembre se concretó la “hackatón” al SEA, una jornada donde hackers compitieron en una “maratón” por desarrollar un prototipo de aplicación o solución tecnológica. Tres equipos multidisciplinarios liderados por desarrolladores —hackers— trabajaron herramientas de transparencia y rendición de cuentas apoyados por HIVOS y Oxfam.

El SEA ha “liberado” miles de registros de 349 entidades autonómicas del país sobre normativa autonómica y competencial, todas las autoridades subnacionales electas y valiosas fichas estadísticas de las entidades autonómicas (gobernaciones, municipios y territorios autonómicos en proceso) que pronto estarán disponibles de manera abierta a la ciudadanía —un buen aporte además a los técnicos municipales del país y organizaciones de la sociedad civil— con herramientas para la utilización, reutilización y redistribución de la información de manera libre.

Este ejercicio se constituye en un hito para el Estado boliviano porque lo acerca a la ética hacker, ese encuentro de construcción colaborativa entre diversos actores en procura de una gestión pública abierta, cada vez más transparente con los datos públicos y capaz de rendir cuentas a la sociedad civil.

Fuente : Pablo Andres Rivero

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