El incremento en el país de la actividad del narcotráfico no es un problema de hoy, tiene una larga data, viene del principio de la década de los años 50 con la diversificación de los mercados de consumo abiertos con mucha liberalidad en los países altamente desarrollados, donde a los drogadictos con quienes se debe encarar el problema con una adecuada represión pero efectiva, se les abrieron facilidades para fomentar el consumo.
Se consideró a los drogadictos como enfermos, a quienes se los rehabilita en clínicas y en sanatorios especiales para que se repongan y no salgan del mercado de consumo. Los grandes carteles distribuidores y comercializadores de drogas de todo tipo y calidad y de todas partes del mundo están en los Estados Unidos principal mercado de consumo en el mundo. Para que haya una alta producción de drogas y esta ilícita actividad tenga un rédito elevado es necesario que primeramente exista el mercado de demanda en volúmenes considerables, crecientes por los riesgos a que está sometido el transporte en todas las rutas del mundo. Todas las etapas de la elaboración, el transporte y la comercialización de la droga y su distribución hasta llegar al consumidor enfrentan y confrontan graves riesgos debido a la represión a la que esta actividad ilícita debe sortear la represión desde su fabricación hasta que llega al consumidor final. Hubo tiempos en los que operaban en el país, en el territorio nacional, columnas de agentes antidrogas que actuaban en la represión y los servicios de inteligencia de las principales potencias consumidoras, así: Inglaterra, España y otras naciones de Europa como Holanda, Bélgica. La información de estas agencias era centralizada por la DEA y la CIA norteamericanas y en otros muchos casos por el FBI. Esta época coincidió con la formación de los carteles recolectores de drogas en Bolivia, cuando esta tenía mercado libre en algunos puntos de la geografía boliviana. David Añéz Pedraza es Lic. en Ciencias Políticas. El incremento en el país de la actividad del narcotráfico no es un problema de hoy, tiene una larga data, viene del principio de la década de los años 50 con la diversificación de los mercados de consumo abiertos con mucha liberalidad en los países altamente desarrollados, donde a los drogadictos con quienes se debe encarar el problema con una adecuada represión pero efectiva, se les abrieron facilidades para fomentar el consumo.Se consideró a los drogadictos como enfermos, a quienes se los rehabilita en clínicas y en sanatorios especiales para que se repongan y no salgan del mercado de consumo. Los grandes carteles distribuidores y comercializadores de drogas de todo tipo y calidad y de todas partes del mundo están en los Estados Unidos principal mercado de consumo en el mundo.Para que haya una alta producción de drogas y esta ilícita actividad tenga un rédito elevado es necesario que primeramente exista el mercado de demanda en volúmenes considerables, crecientes por los riesgos a que está sometido el transporte en todas las rutas del mundo. Todas las etapas de la elaboración, el transporte y la comercialización de la droga y su distribución hasta llegar al consumidor enfrentan y confrontan graves riesgos debido a la represión a la que esta actividad ilícita debe sortear la represión desde su fabricación hasta que llega al consumidor final.Hubo tiempos en los que operaban en el país, en el territorio nacional, columnas de agentes antidrogas que actuaban en la represión y los servicios de inteligencia de las principales potencias consumidoras, así: Inglaterra, España y otras naciones de Europa como Holanda, Bélgica. La información de estas agencias era centralizada por la DEA y la CIA norteamericanas y en otros muchos casos por el FBI. Esta época coincidió con la formación de los carteles recolectores de drogas en Bolivia, cuando esta tenía mercado libre en algunos puntos de la geografía boliviana.
David Añéz Pedraza es Lic. en Ciencias Políticas.
Nota : Opinion |
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