Un conveniente despiste

Resulta muy difícil deducir en que mundo vive. Decir que “no creía que era tan grande el narcotráfico” suena a una desubicación total e inadmisible en el Presidente. Es que Evo ¿no lee las noticias?, o al menos ¿no las escucha o no las ve o, finalmente, no se las cuentan?. Cada vez con más certeza podemos decir que vive en un mundo ficticio que sus asesores le han creado a su gusto y antojo. En ese mundo no están contempladas las informaciones complicadas y conflictivas provenientes de esa testaruda realidad que cada vez se hace más evidente; solo se incluyen aquellas que lo muestran como el “defensor de la madre tierra” y como el “guía espiritual” de los pueblos indígenas. Todo lo demás parece que le resulta sumamente indigesto.

Morales defiende la hoja “sagrada”, materia prima de la cocaína (foto Abi)
Llama mucho atención el tiempo que le llevó percatarse de las dimensiones que ha adquirido el narcotráfico en el país y que cuando aparentemente recobraba la conciencia sufra una recaída y opte por echar la culpa a otros.
Dicen sus adulones que Evo no descuida un solo detalle; que está al tanto de todo lo que sucede en el país y que siempre tiene a la mano las soluciones más adecuadas. Pues bien, sucede que no es así y como el mismo lo reconoció no estaba enterado de lo bien que le está yendo al narcotráfico durante sus cuatro años de gobierno.
No se enteró que el país ya no es solo productor de pasta base sino también de clorhidrato de cocaína, es decir de cocaína de alta pureza. En eso si que hemos avanzado; en el país se le está dando a la droga un alto valor agregado cosa que no ocurre con otros productos de las empresas legales que día a día se van cerrando por la falta de mercados y las lluvia de bonos “sociales” que Evo les carga sobre las espaldas.
En la “industria” del narcotráfico las inversiones son muy altas como lo muestran las fábricas instaladas en varias zonas del territorio nacional, incluidas las áreas urbanas, que cuentan con moderna tecnología y que es muy probable que en la actualidad permitan a Bolivia tener el dudoso honor de ser un país líder en producción de cocaína.
Evo no se ha enterado tampoco que las incautaciones de droga ahora se dan por toneladas y si se toma en cuenta que estas representan menos del 20 % del total producido, se advierte las dimensiones que ha adquirido el sucio negocio.
Es también evidente que el presidente Morales, cuando se refiere al problema del narcotráfico elude de manera muy conveniente referirse a la madre del cordero, o sea al incremento en la producción de la hoja de coca, la materia prima para la producción de cocaína. Y no solo eso: datos del Viceministerio de Defensa Social, mantenidos en reserva, señalan que ha bajado en forma drástica la erradicación de coca; es decir aumentan los cultivos ilegales y el gobierno no los elimina.
No obstante hay algo que rescatar en las declaraciones del presidente del Estado Plurinacional. Afirmó que “siente” que el narcotráfico infiltra la estructura del Estado no solo en Bolivia sino de todo el mundo. Es de esperar que tamaño “descubrimiento” no sea pasado por alto por algunos envidiosos que gustan restar importancia a los aportes que hace Evo en distintos campos.
Sin embargo para que su aporte sea completo sería interesante verifique los niveles de infiltración del narcotráfico en su gobierno, esto para descartar cualquier tipo de dudas. No basta con acusar de esta situación a EEUU, a la Policía, a la cual el MAS está formando a su imagen y semejanza o a los jueces que liberan “narcos” entre ellos a las hermanas y al cuñado de Margarita Terán, su entrañable protegida.

Nota : Ernesto Justiniano

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