El Gobierno de Bolivia instó al de Chile a concretar una propuesta escrita para que las dos naciones puedan negociar sobre la demanda boliviana de la salida al océano Pacífico, la cual este lunes cumple 132 años de haber sido presentada.
Así lo dio a conocer el cónsul boliviano en Santiago (Chile), Walker San Miguel, quien en una entrevista difundida el pasado domingo por el diario Página Siete, confirmó que el presidente de Bolivia, Evo Morales, sigue esperando que Chile entregue "una solución posible, útil, factible", a la demanda de la salida al mar, beneficio que perdió tras la guerra del Salitre (1879-1884).
“Debe ser (una solución) oportuna, porque este país ya ha esperado más de una centuria por una respuesta a su reclamo”, aseveró San Miguel.
El diplomático boliviano resaltó que “lo más deseable” para ambas naciones es que “ya hubiera propuestas escritas” y, a su vez, recordó que la solicitud está basada en una regla diplomática internacional para que entre Chile y Bolivia puedan incrementar sus niveles de confianza.
“Es momento de poner las cartas sobre la mesa (…) y comiencen un proceso de negociación”, reafirmó el cónsul.
Del mismo modo, San Miguel afirmó ser “moderadamente optimista”, al señalar que el hecho de que los dos países “atraviesan por un momento de excelentes relaciones”, abren esperanzas de una posible solución de la diferencia.
“En alguna otra entrevista, utilicé la frase de que tenemos que ser moderadamente optimistas. No tenemos que caer en el escepticismo (…) Pero moderadamente optimistas porque obviamente es un problema complejo, es un problema que abarca no solamente a la sociedad, que está tan herida por la laceración que sufrió con las consecuencias de la guerra, sino también a los actores de Gobierno, y los actores han cambiado”, afirmó.
Sostuvo que “esto puede demorar todavía varios años y que así son los tiempos de la diplomacia”. A su vez, también dijo que “nosotros (los bolivianos) creemos que la injusticia que ha significado para Bolivia, tras ser cercenada de su presencia al Pacífico, ha sido tremendamente perjudicial, en todos los órdenes”.
La Guerra del Salitre, también conocida como Guerra del Pacífico (1879-1884), fue un conflicto armado en el que estuvieron involucrados Chile y Bolivia (este último con el apoyo de Perú), por diferencias comerciales en la exportación del salitre boliviano a Chile.
Diez años después del fin de la guerra, Chile y Bolivia firmaron un tratado de paz que definió la actual delimitación territorial, que dejó a Bolivia sin acceso al mar.
Ante el panorama, el gobierno boliviano negocia en la actualidad un corredor de 10 kilómetros de ancho en la zona fronteriza entre Perú y Chile, que le permita dar un impulso a sus actividades comerciales vía marítima.
Los Gobiernos de La Paz y Santiago no tienen relaciones diplomáticas desde 1962, salvo un paréntesis de 1975 a 1978, y sólo intercambian cónsules.
El pasado 18 de enero Chile y Bolivia acordaron la conformación de una comisión binacional de alto nivel para monitorear la agenda bilateral, y en especial el tema de la centenaria demanda marítima.
Así lo dio a conocer el cónsul boliviano en Santiago (Chile), Walker San Miguel, quien en una entrevista difundida el pasado domingo por el diario Página Siete, confirmó que el presidente de Bolivia, Evo Morales, sigue esperando que Chile entregue "una solución posible, útil, factible", a la demanda de la salida al mar, beneficio que perdió tras la guerra del Salitre (1879-1884).
“Debe ser (una solución) oportuna, porque este país ya ha esperado más de una centuria por una respuesta a su reclamo”, aseveró San Miguel.
El diplomático boliviano resaltó que “lo más deseable” para ambas naciones es que “ya hubiera propuestas escritas” y, a su vez, recordó que la solicitud está basada en una regla diplomática internacional para que entre Chile y Bolivia puedan incrementar sus niveles de confianza.
“Es momento de poner las cartas sobre la mesa (…) y comiencen un proceso de negociación”, reafirmó el cónsul.
Del mismo modo, San Miguel afirmó ser “moderadamente optimista”, al señalar que el hecho de que los dos países “atraviesan por un momento de excelentes relaciones”, abren esperanzas de una posible solución de la diferencia.
“En alguna otra entrevista, utilicé la frase de que tenemos que ser moderadamente optimistas. No tenemos que caer en el escepticismo (…) Pero moderadamente optimistas porque obviamente es un problema complejo, es un problema que abarca no solamente a la sociedad, que está tan herida por la laceración que sufrió con las consecuencias de la guerra, sino también a los actores de Gobierno, y los actores han cambiado”, afirmó.
Sostuvo que “esto puede demorar todavía varios años y que así son los tiempos de la diplomacia”. A su vez, también dijo que “nosotros (los bolivianos) creemos que la injusticia que ha significado para Bolivia, tras ser cercenada de su presencia al Pacífico, ha sido tremendamente perjudicial, en todos los órdenes”.
La Guerra del Salitre, también conocida como Guerra del Pacífico (1879-1884), fue un conflicto armado en el que estuvieron involucrados Chile y Bolivia (este último con el apoyo de Perú), por diferencias comerciales en la exportación del salitre boliviano a Chile.
Diez años después del fin de la guerra, Chile y Bolivia firmaron un tratado de paz que definió la actual delimitación territorial, que dejó a Bolivia sin acceso al mar.
Ante el panorama, el gobierno boliviano negocia en la actualidad un corredor de 10 kilómetros de ancho en la zona fronteriza entre Perú y Chile, que le permita dar un impulso a sus actividades comerciales vía marítima.
Los Gobiernos de La Paz y Santiago no tienen relaciones diplomáticas desde 1962, salvo un paréntesis de 1975 a 1978, y sólo intercambian cónsules.
El pasado 18 de enero Chile y Bolivia acordaron la conformación de una comisión binacional de alto nivel para monitorear la agenda bilateral, y en especial el tema de la centenaria demanda marítima.
Por otro lado, a inicios de febrero, los cancilleres de Chile, Alfredo Moreno y de Bolivia, David Choquehuanca, tuvieron una reunión bilateral con el objetivo de fijar posiciones frente al diferendo limítrofe, donde se acordó la entrega de la propuesta escrita.
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