YPFB y Petrobras firmaron, en diciembre de 2009, un cuarto adéndum al contrato GSA por el cual, en vez de que YPFB se asegurara la posibilidad de extraer la totalidad de los licuables del gas de exportación, cedió contractualmente a Petrobras esa opción, garantizándole un valor calórico mayor a 8.900 BTU por millar de pie cúbico exportado. Ese acuerdo le permitió a Petrobras programar la inversión de cerca a 5 mil millones de dólares en dos industrias petroquímicas que funcionarán con los licuables garantizados. Estas industrias están en pleno proceso de instalación.
Pero el contrato GSA se vencerá el próximo año 2019, lo cual pondría en riesgo la viabilidad de las petroquímicas de Petrobras. Soliz sugiere la conveniencia de “condicionar la suscripción del nuevo contrato con Brasil a que Bolivia se convierta en socia de las petroquímicas fronterizas, en compensación por las exportaciones de gas húmedo que entregó gratuitamente entre 1999 y 2008, y por el incumplimiento del compromiso de la estatal brasileña, de 1999, de instalar 24 termoeléctricas en suelo boliviano. También debería plantearse que Petrobras pague a Bolivia el mismo precio por el gas que se exporta a la Argentina”.
En la nota de opinión titulada Bolivia, rehén de Brasil, la exautoridad que impulsó el decreto de nacionalización de los hidrocarburos del 1 de mayo de 2006, que quedó sin efecto el 1 de mayo de 2007, cuando entraron en vigencia los nuevos contratos de producción compartida firmados por YPFB, recordó que “en 2015, Brasil producirá fertilizantes con gas boliviano en dos enormes petroquímicas, mediante una inversión de cinco mil millones de dólares. La instalación se concretó después que YPFB precisó, en diciembre de 2009, que el gas a exportar tendrá un valor de 9.400 kilocalorías (KG) por millar de pies cúbicos, muy superior a las 8.900 KG del gas seco o metano. Si se tiene en cuenta que el contrato de venta de gas a Brasil (GSA), terminará en 2019, es obvio que Petrobras obligará a prolongarlo, por todos los medios a su alcance”, frente a lo cual planteó una estrategia negociadora que podría significar el salto de Bolivia a la industria petroquímica asociada a Petrobras.
Pero advierte que esa negociación requerirá como condición básica que se fortalezca “la debilitada conciencia nacional” y se detenga “el extremo sometimiento de YPFB a los intereses de Petrobras”. “La situación de Bolivia para renegociar la prolongación del GSA es penosa. En 2009, Evo Morales derrotó al separatismo oligárquico de Santa Cruz, con una prédica indigenista y sin tomar como eje la defensa de la unidad nacional, lo que lo llevó a promulgar una Nueva Constitución Política, de la que emergió un Estado Plurinacional, integrado por 36 naciones originarias, incapaz de detener el avance de cultivos ilegales de coca, el narcotráfico, el asalto a empresas mineras, el contrabando de vehículos obsoletos, la explotación maderera en gran escala y linchamientos, muchos de los cuales quedaron en la impunidad”, recordó.
OPINIONES
Para el vicepresidente del Comité Pro Intereses de Tarija, Mario Cavero, el Gobierno de Bolivia debe comenzar a trabajar esa temática, ya que Brasil, en alguna instancia antes de que entre este Gobierno, pretendía ampliar el ducto que va hacia dicho país y adicionalmente pretendía aumentar los volúmenes y con Brasquen poder industrializar en suelo boliviano con el mercado brasileño.
“Lamentablemente, el Gobierno tomó la decisión, en 2009, de negociar el tema de la riqueza del gas, vale decir los líquidos, y a partir de ello, Brasil ha comenzado a hacer una inversión millonaria en su suelo con 5.000 millones de dólares en dos plantas nuevas y en otras dos aumentar su volumen de producción, para lograr en 2020 tener ya segura su provisión interna, vale decir alcanzar el volumen de producción para su mercado interno”, precisó Cavero.
Añadió que los proyectos de industrialización son viables cuando hay mercado para los productos. El mercado potencial, de acuerdo al plan de industrialización de YPFB, está en el mercado brasileño. “Es necesario tomar contacto con Brasil para tratar y trabajar el tema de la industrialización; desde ya está claro que los estudios hechos para la planta de Carrasco muestran que no sería viable porque justamente la ubicación lo hace (inviable), por los precios. Una posibilidad real que se tiene que hacer todavía con un Gobierno supuestamente aliado de Evo Morales, es trabajar este tema de industrialización con un acuerdo con Brasil”, argumentó.
Miguel Justiniano, representante de los Defensores del Chaco y proponente del proyecto de ley de creación de Industria Petrolera de Tarija (Inpetar), con el objetivo de asociarse a YPFB para instalar la planta separadora de líquidos en el Chaco, recordó que el presidente Morales dijo que las empresas petroleras “son nuestras sirvientas, es decir que no son nuestras socias. Operan para nosotros y nosotros les pagamos por un servicio”.
Recordó que el artículo 300 de la CPE señala que se debe priorizar la inversión nacional antes que los intereses de las transnacionales. “No podemos aceptar imposiciones de los poderes multinacionales”, añadió.
Dijo que el subdesarrollo no es una etapa previa para llegar al desarrollo, sino que es una condición impuesta por los países desarrollados capitalistas para que sean simplemente exportadores de materias primas. “El proceso de cambio debe revertir aquello, no aceptar lo que ha definido el Banco Mundial en que unos se especializan en exportar materia primas y otros en industrializar”, manifestó.
Interés de Brasil
En julio de 2010, el embajador de ese país en Bolivia, Frederico César de Araujo, anunció el interés de Petrobras de extender el contrato de exportación que se vence el año 2019.
Según el portal HidrocarburosBolivia.com, para enero de 2015 Brasil concluirá el tendido de un ducto de 256 kilómetros que se desprende del Gasoducto Bolivia Brasil (Gasbol),y llegará hasta Uberaba, a la región denominada Triángulo Minero, en Minas Gerais. Este gasoducto alimentará una fábrica de úrea y amoníaco utilizando entre 6 y 8 MMCD de los 30 que Bolivia exporta al Brasil.
El reporte de prensa del 23 de julio pasado añade que en 2015 estarán operando cuatro nuevas fábricas de fertilizantes en Brasil; Três Lagoas (Estado de Mato Grosso do Sul), Uberaba (Estado de Minas Gerais), Linhares (Estado de Espírito Santo) y la ampliación de Laranjeiras (Estado de Sergipe).
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