existente entre ambas economías; sin embargo antes de ayer se escucharon estornudos por doquier, lo que nos recuerda que la globalización de la economía no es solo mera consigna.
El “tsumami” financiero se genera por que la agencia Standard & Poor's (S&P) rebajó la calificación de la deuda estadounidense, generando un clima de incertidumbre respecto a la solvencia de esa economía.
Lo interesante es que junto a S&P Moody's y Fitch califican la deuda tomando en cuenta qué probabilidades hay de que una nación, un gobierno municipal o una compañía paguen sus deudas.
La incertidumbre sobre si los que prestan a Estados Unidos podrían cobrar generó la caída de las bolsas de ese país y arrastraron tras de si a las europeas, las asiáticas y llegaron a Latinoamérica.
Los potosinos pensamos que la situación de las bolsas de valores era un mensaje en sentido que venía una profunda crisis financiera que podría generar efectos en la industria mundial y por ello afectar los precios de los minerales.
La preocupación es legítima porque Potosí es una región cuya economía gira en torno a la actividad minera porque las instituciones tienen más recursos por las regalías, los comerciantes venden más productos, los chóferes hacen más carreras e incluso los boliches venden más bebida.
Los productores mineros tomaron con calma la caída de las bolsas pero temen que en esta situación se pueda generar un proceso de especulación con la plata la que en un 60 por ciento va a la industria pero un 40 por ciento es un medio de atesoramiento.
Los mineros saben que la industria mundial reclama masas enormes de productos cada día y ese consumo es atendido gracias a las materias primas que van desde los países “subdesarrollados” a los que lograron alto desarrollo industrial.
Esperan que la siguiente semana se aclare el panorama y puedan definir que pasará con los precios de los minerales aunque las cotizaciones de hoy muestran que hay estabilidad.
Los ingresos del país provienen de la venta de minerales y petróleo y este último cayó significativamente por lo cual ya se tendrán efectos generados por la situación de las bolsas.
Los informes oficiales del Servicio de Impuestos Nacionales (SIN) señalan que en el primer semestre de este año percibió 14.544,7 millones de Bolivianos de los cuales el 35.1 por ciento fue aportado por YPFB.
Además se indica que cinco empresas del sector minero (cuatro privadas y una estatal) están en la nómina de los 50 principales contribuyentes al fisco y su aporte en los seis primeros meses fue de 599,3 millones de bolivianos.
Como se ve, las autoridades nacionales debieran preocuparse de lo que pasa con los efectos de la caída de las bolsas porque de ello depende el cumplimiento del pago de bonos y otros beneficios.
Los mineros esperan con calma lo que pase pero aparentemente aún no llegó la época de las vacas flacas y es probable que los precios sigan en buen nivel pero este sacudón debe hacernos pensar en la necesidad de invertir el excedente de la minería en proyectos productivos no en campos deportivos con césped sintético o en otros proyectos que no generan fuentes de empleo ni beneficios económicos.
0 Comentarios