En el informe "No sabes a quién culpar: crímenes de guerra en Somalia", publicado en Nairobi, HRW urgió a todos los bandos a "cesar de inmediato los abusos contra la población, exigir cuentas a los responsables y garantizar el acceso a la ayuda y la libertad de movimiento de quienes están huyendo del conflicto y la sequía".
En el texto, de 58 páginas, el director para África de HRW, Daniel Bekele, afirma que "los abusos por parte de Al Shabab y las fuerzas pro gubernamentales han multiplicado enormemente el sufrimiento provocado por la hambruna en Somalia".
HRW no culpa sólo al Gobierno transitorio somalí -que cuenta con el respaldo de la comunidad internacional- y al grupo islámico radical Al Shabab, vinculado a Al Qaeda, sino que también señala como responsables a los militares de la Misión de la Unión Africana en Somalia (AMISOM) y a otras milicias del país.
Tampoco queda libre de responsabilidades la comunidad internacional, a la que HRW acusa de inacción y de falta de seguimiento de su ayuda.
"Todas las partes -remarca Bekele- tienen que tomar medidas urgentes para detener estos ataques ilegales (a la población civil), permitir la entrada de ayuda y poner fin a esta pesadilla humanitaria".
Lejos de aceptar responsabilidad alguna por esas acusaciones, el Ejecutivo somalí aseguró, a través de su portavoz, Abdirahman Omar Osman, que sus tropas combaten a Al Shabab para acabar con las violaciones de los derechos humanos en ese país del Cuerno de África.
"Al Shabab (que busca crear en este país un Estado musulmán radical de corte wahabí) ha aumentado sus abusos entre la población en los últimos tres años, provocando migraciones, asesinando y dificultando el reparto de ayuda humanitaria", sostuvo Osman.
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