Llegados al importante lugar, unos guardias fronterizos negaron mi ingreso y no así el de mi acompañante a quien dijo uno de ellos: "Usted, cholita, podrá ingresar cuando quiera, pero el señor que dice ser periodista, no porque el señor Ministro está de viaje..." Pregunté dónde se hallaba el titular de Relaciones Exteriores, respondiendo el guardia: "Es un secreto de Estado".
Sin darme por vencido, rogué a mi comadre Macacha que me condujera anoche, al Naiclú Malena de la ciudad de El Alto, con la esperanza de encontrar allí a mis amigos yatiris y saber la verdad acerca de los pinchazos telefónicos que permitieron saber acerca de conversaciones entre benianos y norteamericanos y la injerencia de éstos en asuntos bolivianos.
Mi buena estrella hizo que me encontrara en el Malena con mi amigo, el yatiri Uayruru, brujo rojo y negro como el escritor Sthendal, quien me hizo importantes revelaciones.
Uayruru me dijo que no era su intención desprestigiar más al ministro de Gobierno, señor Sacha Llorenti, pero la verdad es que el mencionado Ministro no fue quien reveló al Presidente Evo los diálogos entre benianos y norteamericanos porque Llorenti no se entera de nada, como pudo comprobarse en el caso del general Sanabria, sino que fueron los yatiris, entre los que estuvo Uayruru, los que se hallan a cargo del control político en las comunicaciones telefónicas de nuestro país.
Quedé sorprendido ante esta revelación, y Uayruru me reveló que es la Pachamama la que advierte a los yatiris acerca de cualquier episodio que pudiera brotar subterráneamente en contra del Apu Mallku, que así llama la Pachamama al presidente Evo.
"Como comprenderás, dijo Uayruru, la Pachamama no se comunica para nada con el ministro de Gobierno Sacha Llorenti, porque éste es de ascendencia italiana y no entiende un corno de los mensajes de ésta al Apu Mallku, léase presidente Evo, y sólo nos revela lo que sucede en el país a los yatiris.
También me desveló que los yatiris ya se hallan preparados técnica y científicamente en asuntos comunicacionales en todo el territorio nacional, sobre todo después de la promulgación de la nueva Ley de Radiocomunicaciones.
Estos hechos sorprendentes que me contó mi amigo el yatiri Uayruru, me inyectaron mayor confianza en el país pues ahora sé que ninguna tarea de injerencia norteamericana en nuestro país podrá tener éxito, pues confío más en Uayruru que en Sacha Llorenti.
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