Con relación a la prohibición de exportaciones de aceite, manifestamos lo siguiente:
Como industria, estamos realizando los mayores esfuerzos para asegurar el abastecimiento de aceite en todo el país, a pesar de las adversidades enfrentadas.
Durante los 25 días de bloqueos (del 14 de octubre al 6 de noviembre) y los 15 días posteriores sin diésel para el transporte pesado, las industrias continuaron abasteciendo al mercado. Incluso en condiciones logísticas complicadas, derivadas de la falta de combustible, logramos mantener el suministro. Esto ha sido reportado en diversas notas de prensa y puede ser corroborado.
Siempre hubo disponibilidad de aceite en las fábricas. Sin embargo, las dificultades logísticas limitaron su entrega normal. Cabe destacar que el aceite embotellado no se exporta, pues su propósito exclusivo es abastecer el mercado interno.
Actualmente, el suministro se ha normalizado y continuamos abasteciendo de aceite a supermercados y mercados en Santa Cruz, Cochabamba y La Paz. Camiones con carga han llegado normalmente a estos destinos.
A la Empresa de Apoyo a la Producción de Alimentos (EMAPA) se le ha entregado 35 toneladas adicionales de aceite, alcanzando un total de 165 toneladas métricas (TM), un incremento de la cantidad habitual de 130 TM.
Los precios establecidos por las autoridades reguladoras son de Bs. 11 para el aceite embotellado y Bs. 10 para el aceite a granel. Estos precios se cumplen rigurosamente.
Los Viceministerios de Producción Industrial a Mediana y Gran Escala (VPI), de Comercio Interno y Logística (VCLI) y de Defensa al Consumidor han verificado satisfactoriamente los stocks en las fábricas, así como los despachos hacia Cochabamba y La Paz, confirmando la normalidad en la distribución.
A pesar de lo anterior, el Gobierno no ha suspendido la medida restrictiva de las exportaciones de aceite refinado, afectando gravemente a toda la cadena productiva. Puesto que el mercado se encuentra en condiciones normales, pese a las adversidades ya señaladas, es posible concluir que esta medida tiene un trasfondo político.
La prohibición de exportar implica una menor entrada de divisas para el país, lo que reduce los recursos de las industrias para adquirir grano de soya. Sin este insumo, las industrias no podrán producir aceite, harinas ni cascarilla, elementos esenciales para el sector avícola, porcicultor y lechero. Esto podría resultar, a partir de enero, en una mayor escasez de alimentos básicos como aceite, pollo y cerdo para la población boliviana.
Ante la falta de resultados positivos en la reunión, convocaremos a las industrias para evaluar la situación y definir las acciones necesarias en defensa de la cadena productiva y el abastecimiento nacional.
En conclusión, reiteramos que la prohibición de exportaciones de aceite no tiene justificación técnica ni económica, ya que el abastecimiento interno está plenamente garantizado, como lo hemos demostrado con hechos verificables.
Insistimos en que esta medida perjudica gravemente a la cadena productiva, limita el ingreso de divisas y pone en riesgo la seguridad alimentaria del país.
Por ello, nos mantenemos en estado de emergencia y exhortamos al Gobierno a reconsiderar esta decisión, que afecta directamente a millones de bolivianos, además del sector productivo, trabajando más bien en soluciones conjuntas que promuevan el desarrollo y la estabilidad económica de nuestra nación.
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