Cada vez va quedando más clara la estrategia pactada en secreto entre los gobiernos de Chile y Bolivia para viabilizar la exportación de gas al vecino país. La fórmula sería “libre tránsito por gas”, ofreciendo Chile a Bolivia una serie de facilidades que incluirían un régimen de libre tránsito en el puerto de Iquique (virtual legalización del contrabando). A cambio de estas magras 30 monedas, que serían convenientemente presentadas por el aparato de propaganda estatal como el tan anhelado “acceso al mar”, la república trasandina recibiría ingentes cantidades de gas natural boliviano. De soberanía, nada. La lucha contra la exportación de gas a Chile fue otra de tantas banderas que fueron útiles para la toma del poder, pero que ahora parece haber llegado la hora de arriar.
Oleoducto fantasma
En relación a lo anterior y a manera de precedente, es un secreto a voces que ya existe una exportación de petróleo a Chile por medio de un tramo de oleoducto semiclandestino, que conecta con una planta separadora de líquidos donde se multiplica por 10 o 15 el valor del hidrocarburo. La existencia de esta exportación es bien conocida por varios sectores de la oposición, que hacen la vista gorda por la relación con importantes intereses económicos, de la misma forma en que se prestan a hacerle el juego al gobierno en la venta de gas a Chile.
Expansión de cultivos
En contraposición al cándido informe de la ONU, que reporta un aumento en los cultivos de coca bolivianos de sólo 400 hectáreas (de 30.500 a 30.900), un estudio del Departamento de Estado norteamericano cuantifica la extensión total de los cultivos en 34.500 hectáreas. Es decir, que casi dos tercios serían ilegales, con un potencial de producción de alrededor de 120 toneladas anuales de cocaína.
Nota : Ernesto Justiniano
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