Primera bandera
La primera Bandera Nacional fue creada por ley en la Asamblea General de la República Bolívar, durante la memorable sesión del 17 de agosto de 1825, a iniciativa de los doctores Serrano, Olañeta, Manuel Martín y otros.
El artículo 1º de dicha ley dice: "La bandera nacional será bicolor: verde y punzó (color rojo muy vivo); el campo principal será punzó, y a uno y otro costado irán colocadas dos fajas verdes del ancho de un pie; sobre el campo punzó se colocarán cinco óvalos verdes, formados de ramas de olivo y laurel, uno en el medio y cuatro en los costados, y dentro de cada uno de estos óvalos se colocará una estrella de color de oro". Los cinco óvalos representaban las cinco provincias que tenía Bolivia en el momento de nacer a la vida independiente: Charcas (hoy Chuquisaca), La Paz, Potosí, Cochabamba y Santa Cruz.
El artículo 2° dice: "La bandera menor sólo llevará, en el centro del campo punzó, uno de los óvalos mencionados en el artículo anterior con una estrella en el medio".
El 26 de octubre de 1825 el Libertador Simón Bolívar la consagró, al izarla en la cumbre del Cerro Rico de Potosí, junto con las banderas de Argentina, Chile, Colombia y Perú. Esta primera bandera sólo tuvo duración de un año.
Segunda bandera
El Congreso Constituyente de 1826 modificó la bandera, mediante ley promulgada el 26 de julio, que decía:
Artículo único: "La bandera nacional será la misma que designó la Asamblea General mediante la Ley de 17 de agosto de 1825, con la variante o sustitución de una de las fajas verdes por otra de color amarillo en la parte superior, y poniéndose en lugar de las cinco estrellas de oro, las Armas de la República al centro, dentro de dos ramas de olivo y laurel".
El 5 de abril de 1831 fue consagrada y jurada en el templo de San Francisco, en la ciudad de La Paz. Esta bandera tuvo una vigencia de 25 años.
Tercera bandera
Durante el Gobierno de Manuel Isidoro Belzu, y por Decreto de la Convención Nacional de 5 de noviembre de 1851, se fijaron los tres colores definitivos de la bandera nacional en la forma siguiente: el rojo en la parte superior, el amarillo al centro y el verde en la parte inferior. La ley de Belzu no incorpora el escudo nacional en el pabellón tricolor, pero la costumbre hizo que se lo coloque en la franja central. En el faro de la colina de Conchupata, en la ciudad de Oruro, fue izada por primera vez la actual bandera nacional, el 7 de noviembre de 1851.
Durante el Gobierno de Gregorio Pacheco, se dictó el Decreto Supremo de 14 de julio de 1888, mediante el cual se reglamenta y uniforma el uso del escudo y de la bandera nacional.
El artículo 5º dispone claramente lo que sigue: "La bandera nacional consta de tres fajas horizontales, de igual anchura y dimensiones, colocadas en este orden: una roja en la parte superior, una color oro en el centro y una verde en la parte inferior". Estas fajas, unidas entre sí, están sujetas por un extremo a una lanza que se llama "asta de la bandera".
Esta bandera es también el Estandarte de Guerra de Bolivia, y por ello la llevan los cuerpos de Ejército con el escudo nacional, bordado al centro con oro y plata. La bandera boliviana sólo debe ostentarse en los solemnes días en que la Patria recuerda alguna gloria; y también en señal de duelo, suspendida en este caso a media asta, o enlutada con un crespón negro en la parte superior del asta.
Himno a la bandera
Letra de: Ricardo Mujía
Música de: Manuel Benavente
Pabellón tricolor que ostentas
de Bolivia en el cielo radiante,
como el iris de gloria triunfante,
como emblema de paz y de unión.
En tus pliegues benditos acoges
los anhelos del pueblo que te ama,
que en las cumbres andinas te aclama
y te rinde homenaje de amor.
Sí el clarín de la guerra resuena
y nos llama a la cruenta batalla,
nuestros pechos serán la muralla
que resistan con fe y con valor.
Las cornetas que dicen tu nombre
desgranando a los vientos sus notas,
vibrarán en las playas remotas
sobre el mar que tus plantas besó.
Pabellón tricolor en tus franjas
de laurel de oro vivo y de fuego,
por ti elevo a los cielos mi ruego,
por ti ofrezco mi vida al Señor.
Cuando sueltas tus pliegues al viento
protegiendo heredades y nidos,
tuyos son los vehementes latidos
de tu pueblo que es un corazón.
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