La vestimenta, los juegos y la comida criolla características del Oriente boliviano y en especial de la región que correspnde a Santa Cruz, fueron las expresiones más sobresailentes de la jornada de ayer domingo en que Montero celebró el´Día de la tradición'.
Todo comenzó con una caminata desde el Comité Cívico al son de la banda de música y la tamborita tradicioanal a cuyo compás y con movimientos cadenciosos bellas mujeres la encabezaban seguidas por organizaciones e instituciones de la ciudad así como la población que se sumó al festejo.
A lo largo de la caminata, ciudadanos que mostraron fachadas adornadas con objetos propios de los usos y costumbres tradicionales, entre ellos útiles tejidos de hojas de palmeras, como los sombreros de saó, baquitús, jasayés, y otros, lo mismo que los taris, las tutuma y los canecos colgados del garabato; ofrecían la rica chicha o el somó, o también una sabrosa limonada a quienes caminaron los cuatro kilómetros que unen Montero con el campo ferial.
A la llegada de los caminantes, ya mucha gente se había adelantado y se apostó en los predios de Exponorte, donde todos en conjunto, degustaron una gran variedad de comidas de la cocina criolla. La preferencia de la gente varió entre un sabroso maja'o en todas su variedades incluyendo el de pato, un locro de gallina, keperí, picante de gallina criolla, panza rebozada, patasca y otros platos acompañados por bebidas refrescantes. No faltaron los horneados que acompañados por un sabroso café, también eligieron algunos ciudadanos.
Los juegos populares, fueron otro atractivo, destacándose entre ellos las tinajas, la sortija, la carrera de embolsa'os, el palo enseba'o. Chicos y grandes aprovecharon la oportunidad para montar a caballo y darse una vueltida por el predio.
El jocheo de toros, atrajo la atención de la mayoría de la gente donde lo riesgoso a momentos se convierte en jocoso por las situaciones que atraviesan los atrevidos que intentan enfrentar a los toros.
Una jornada que tuvo mucho más de lo pintado en esta nota, que une a la familia y hermana a los ciudadanos propios y llegados de otras regiones del país. Gente que se ha identificado con la tierra que les ha dado cobijo y trabajo. Muchos con familias conformadas en el medio, con hijos nacidos en estas latitudes. Pero sobretodo, con el ánimo de recuperar costumbres que corren peligro de perderse con el tiempo e intentar preservarlas.
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