Corresponde definir algunos criterios que hacen al análisis del presente texto. En primera instancia vale aceptar que el concepto de “guerra contra las drogas” está vencido, por nuestra percepción del discurso como por las prácticas que hacen al gobierno boliviano en cuanto al control y la interdicción. Segundo, queda implícito el reconocimiento a la participación activa de las organizaciones campesinas productoras de hoja de coca en la planificación del desarrollo local y la actividad política en la organización del Estado como un suceso natural y recurrente del poder popular y tercero, no por ello el último, la necesidad de mirar a la región como la alternativa para mejorar las condiciones de vida y gobernabilidad para nuestros pueblos. La perniciosa realidad es reconocer que la guerra contra las drogas, sigue siendo un paradigma asumido por los organismos internacionales, producto de una mañosa operación en Viena - Austria en 2008. A la fecha, en Bolivia se viene desarrollando una estrategia de lucha contra el narcotráfico, con ribetes que escapan a este modelo de: la droga mata ó el flagelo de las drogas. “La guerra contra las drogas”, una teoría vencida que sigue en vigencia Durante la reunión de UNGASS 2008, se puso en evidencia la contradicción de recomendación a las naciones de seguir con el paradigma de la “guerra contra las drogas” o de tratar “el problema de las drogas”. Si bien existe aparentemente poca diferencia en estas dos visiones de un problema social que atinge a las naciones y no es perceptible para el ciudadano común, para la política de los gobiernos es determinante. En Bolivia hemos avanzado al respecto. Desde 2006 se aplica una política de consenso para llegar a acuerdos de producción de la hoja de coca con los productores y en contrapartida se aumentaron los operativos de control e interdicción. Sin embargo, los esfuerzos no son suficientes para salir del circuito pernicioso de la visión guerrerista en el tema de manera nítida. Los intereses por mantenerse en esa lógica de guerra contra las drogas siguen vigentes y campean las acciones operativas en algunas instituciones. En este sentido, el gobierno tiene por delante una gran tarea al respecto. Por todos es reconocido que en América Latina, el tráfico de las drogas ilícitas es un problema complejo y que responde a factores ligados principalmente a la pobreza y las bondades que ofrece la tierra para la producción de la materia prima de las drogas. Sin embargo, no por eso se tiene que continuar con una doctrina que ha sido vencida por la mayoría de los gobiernos en el mundo, pese a que en UNGASS 2008 por votación ganaron los guerreristas (EE.UU., Colombia y Panamá) respecto del resto de los países latinoamericanos conjuntamente a Europa como bloque. Aún así este tema tiene connotaciones en la geopolítica que nos diferencia de los mandatos que intenta por todos los medios implantar el imperio. Recientemente el presidente Morales ha reiterado que para alcanzar niveles de eficiencia en controlar y manejar el problema de las drogas, pasa por una voluntad política de los gobiernos, por ejemplo, para eliminar el secreto bancario y trabajar de manera real en el control de la demanda de las drogas en los países consumidores. El negocio de las armas y las drogas Actualmente, para entender el problema de las drogas en México, es necesario comprender la ley de tenencia de armas en USA que sigue en vigencia desde 1790 (cuando no poseía los medios para ofrecer seguridad a sus ciudadanos en el vasto e inhóspito territorio donde las 13 colonias comenzaron a formar una nación). El negocio de las armas y las drogas han estado históricamente ligadas por acceder a públicos similares. Durante la guerra por la liberación nacional en Vietnam, el negocio y el consumo de la mariguana y el opio llegó a los mayores niveles de registro en USA; mucho antes, los ingleses manejaron políticamente las armas y las drogas en China reconocidas como la guerra del opio. En las últimas guerras que libra EE.UU. en Medio Oriente, el consumo de drogas en sus filas es inocultable. En Afganistan, desde que está ocupado por los militares norteamericanos, la producción de la amapola no ha bajado del 90 % de la producción mundial. Para América Latina la situación no es menos diferente. Debemos recordar que el caso Irán - Contras (1985) en Nicaragua, manejado bajo la dirección de Oliver North y otros jerarcas de la actual administración norteamericana, estaba financiado por el negocio de las drogas que se comerciaban desde Colombia y se invertían en aprovisionamiento de la contraguerrilla para derrotar al sandinismo. Actualmente, la presencia norteamericana es mayoritariamente militar que civil en América Latina. según NOAM. Chomsky. Una situación que no podemos pasar por alto:Existen 19 bases militares norteamericanas en nuestro continente. Por todas las aristas que se pueda mirar este tema, se pretende por todos los medios justificar que la guerra contra las drogas debe seguir como estrategia dominada por el imperio. El presidente Morales ha sido puntual al respecto y corresponde que se profundice en su análisis y aplicación en la política en nuestro país. Si bien es reconocido que AL sigue siendo el mayor exportador mundial de cocaína (va en crecimiento la mariguana el opio y la heroína además de las drogas sintéticas) y el consumo va en plena expansión en desmedro de la estabilización en EE.UU. y Europa, corresponde una revisión y recontextualización del problema de las drogas para ser manejado con criterios de salud pública por las amenazas que representan para la institucionalidad democrática como por seguridad de las personas, en particular de nuestros jóvenes. Pero se debe ratificar: aplicar el criterio de guerra contra las drogas, aleja un manejo real y humano de un problema que bajo prejuicios nos imponen y que en sus realidades de países consumidores de drogas no las manejan con responsabilidad. Los prejuicios para mantener la guerra contra las drogas Naciones Unidas y su organismo fiscalizador (JIFE, por sus siglas en ingles) han determinado condicionar a nuestro país para que el akullico o pijcheo sea abolido en 25 años (esto venció en 1986). Una estrategia perceptiva que predispone a las naciones un comportamiento hostil hacia el nuestro en base a documentos incompletos realizados en la década de los 50 por medios técnicos y científicos de poca validez teórica y real. En Bolivia no existen datos que demuestren que las personas mueren o se ven afectadas en su salud por pijchar hojas de coca. Otro documento oficial en Bolivia (Monitoreo de cultivos de coca), elaborado bajo metodología de Naciones Unidas, sentencia por deducción matemática la producción potencial de cocaína e induce que debemos producir lo que es para uso tradicional únicamente. Este atrevimiento de restar las 12,000 Has al total de la producción de hoja de coca, omite intencionalmente las posibilidades y el derecho que nos asiste para considerar a la hoja de coca como un recurso natural pasible a ser transformado en productos de consumo masivo a través de la aplicación de procedimientos industriales y otros métodos. ¿Cuáles son los criterios para aceptar estos prejuicios? No existe ningún criterios razonable que nos lleve a aceptarlos. La voluntad política del gobierno y la adecuada aplicación de los principios de dignidad y soberanía son baluartes para sopesarlos. En política los éxitos se miden por los resultados Si por un momento intentáramos encontrar el lado positivo de mantenernos bajo el paradigma de la guerra contra las drogas, deberían ser los resultados positivos que se han alcanzado en controlar o disminuir los volúmenes de producción y comercialización. Sin embargo, los datos nos demuestran lo contrario. Las organizaciones criminales han proliferado en el continente. Si acaso en un periodo se alcanzaron éxitos en vencer a alguna de ellas, de manera inmediata otra ocupa su lugar con mayores destrezas y capacidades de desplazamiento y abriendo nuevos negocios ilícitos como la trata de blancas y el comercio de pornografía. La disponibilidad informativa en EE.UU. demuestra que la DEA es reconocida por la corrupción en sus filas. En nuestro país prescindimos de sus servicios desde 2008 y el nivel de incautaciones de la droga se hizo más evidente, dejando una hipótesis: se encubría el negocio desde esta sofisticada unidad de inteligencia. Los casos de Huanchaca y el narco avión por ejemplo, que registraron grandes cantidades de droga incautada, demostraron los vínculos sinuosos de las organizaciones de élite de inteligencia del imperio. Los volúmenes cuantiosos de recursos económicos y humanos invertidos en este paradigma de la guerra, demuestran que podían haber sido utilizados con mejores y más dignos fines en beneficio de la humanidad. El costo de las guerras son financiadas con el sacrificio y aporte de los contribuyentes, en desmedro de la construcción de escuelas, hospitales, caminos, o centros recreativos que van a fortalecer el Vivir Bien. La búsqueda de motivos para articular la guerra de cualquier modo Ya señalábamos la conexión e interdependencia de las drogas con las armas. Pero esto no termina ahí. Es reconocido por todos que la dinámica de los mercados y la inagotable intención por dominio del territorio y nuestros recursos por el imperio es patente. Los teóricos de la guerra, sostienen cada vez más de cara a la opinión pública que la intención de ir a la guerra por cualquier motivo es una buena causa para los intereses del capital y las transnacionales. Ahora se quiere comprometer en ampliar la visión y la necesidad de prepararnos para la guerra contra el terrorismo, vinculado a la guerra de las drogas. Busch en un momento dado quiso comprometer a la comunidad internacional en su cruzada contra el terrorismo a partir de afirmaciones falsas y nunca pudo demostrar que S. Hussein tenía armas de destrucción masiva ni que el derribo de las torres gemelas en Manhattan fue un éxito de los terroristas. Tendrá que pasar el tiempo y llegará el momento que se desclasifiquen documentos en los que se evidenciará que fue un auto atentado para salvar la hecatombe que se avecinaba a USA, según la reflexión de los sectores más selectos y progresistas de la clase intelectual en Norteamérica. Dentro de estas motivaciones desesperadas del imperio, fueron los intentos golpistas en nuestro continente, situación que también ha denunciado el presidente Morales. Pero eso no para en el intento de golpe cívico prefectural en Bolivia el 2008, actualmente están en arremetida a través de otro de sus brazos operativos, como es la Iglesia y sus jerarcas acusando a los jóvenes como vendedores de droga en el trópico de Cochabamba. La advertencia del secretario de defensa de EE.UU., Robert Gates en días pasados en Santa Cruz de la Sierra en oportunidad de participar en la IX Conferencia Internacional de Ministros de Defensa de las Américas, en sentido que “... los países que están negociando con Irán en este terreno deben ser muy cautos y muy cuidadosos sobre cómo interactúan con los iraníes, respecto a sus motivos reales y qué es lo que realmente están intentando hacer”, en alusión a los convenios que Bolivia firmó con Irán, en evidente acción colonial y de tutelaje de opinión sobre nuestra política exterior e inductiva a concebir que estamos siendo observados, tuvo la clara respuesta y advertencia de parte del presidente Morales, de que la historia de golpes de estado y desestabilización de las democracias en el continente no se pueden seguir sucediendo. Cyril Mychalejko de UpsideDownWorld/ICH, sostiene que en Washington el pasado 27 de octubre, “el representante Eliot Engel (demócrata de Nueva York), presidente del Subcomité de Asuntos Exteriores del Hemisferio Occidental de la Cámara, realizó una audiencia para investigar sus “serias preocupaciones por la expandida influencia iraní en la región.” Engel cree que las relaciones diplomáticas y comerciales de Irán con países latinoamericanos constituyen una amenaza para la región y, lo que es más importante, para la seguridad y estabilidad de EE.UU.” Entre otros, “Dina Siegel Vann, otra “experta” que testificó en la audiencia, citó un informe sobre terrorismo del Departamento de Estado de EE.UU., publicado en abril, que declaraba que el área de las Tres Fronteras de Paraguay, Argentina y Brasil, es un centro para simpatizantes de Hezbolá y Hamás -un hecho que ha sido ampliamente cuestionado. Vann, directora del Instituto Latino y Latinoamericano en el Comité Judío Estadounidense, señaló que el informe también citó a Bolivia como un posible sitio para actividad terrorista. “Se precisa una acción concertada y decisiva para controlar de cerca la actividad de Irán y de los grupos que subvenciona, para evaluar correctamente su potencial para causar daño, y establecer mecanismos que impidan escenarios potencialmente peligrosos,” dijo Vann. “Los testimonios escuchados en la audiencia señalaron repetidamente a Ecuador, Venezuela, Bolivia, Nicaragua, y en menor grado a Brasil.” Estos datos demuestran la intencionalidad por fabricarnos pretextos para ir a la guerra. Al respecto es r ecomendable la lectura de un excelente artículo de Hernán Carrera, CEPRID en su documento recomendable por cierto: EE.UU. y los quinientos mil millones de dólares del negocio de la droga. Termino con una linda frase de Hernán para recordarla y citarla: Quien quiera, pues, nombres y rostros, deberá atender al buen olfato o la mala lengua de los periodistas. O confiar en su propia suspicacia. |
La guerra contra las drogas, una perniciosa realidad
diciembre 07, 2010
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