En este mundo cada vez más digitalizado, los algoritmos son los responsables de las fallas, cambios y modificaciones en los patrones de uso o consumo digital de servicios en línea. El algoritmo de marcas como Google, Facebook o Twitter, es motivo de disputas, demandas o justificaciones. Veamos un ejemplo.
De acuerdo con información derivada del diario Vanguardia en “Europa los algoritmos que emplea Google para elaborar su lista de resultados cuando un internauta hace una petición de búsqueda están bajo sospecha. La Unión Europea se tomará su tiempo para despejar o fundamentar la incógnita.”
¿Qué hay detrás de esta disputa? El malestar de algunas empresas o instituciones como Foundem, ejustice.fr o Ciao! que desean comprender cuáles son los motivos por los que su página no aparece indizada en los primeros resultados de búsqueda que arroja Google.
Ejustice, el primer motor de búsqueda para profesionales del derecho y la justicia, como anuncia su eslogan, “acusa a Google de haber suprimido las referencias del sitio y lo atribuye a no haber aceptado sus propuestas, no escritas, de usar su sistema publicitario. Antes de este supuesto castigo de Google, según sus cifras, tenían entre 12.000 y 15.000 visitas diarias y trabajaban seis personas. Ahora apenas llegan a las 700 visitas.”
La investigación está en curso, pero la discusión de fondo es que Google se ha convertido en un monopolio de la información. Abrir los secretos del algoritmo sería para algunos funcionarios de la empresa como “nacionalizarla”, lo cierto es que cada vez resulta menos creíble la versión de que son los usuarios los que determinan el flujo de visitas a un sitio y por consiguiente la jerarquía en la indización del mismo.
En sentido opuesto, están los reclamos de algunos internautas que recientemente denunciaron que el flujo de comentarios negativos sobre una empresa que curiosamente vende gafas, incrementaron el número de visitas a la misma. Esta historia contada por David Segal en The New York Times obligó a Google a modificar su algoritmo.
El resumen y la secuela de esta historia la podemos encontrar en la página Tecnomundo. Hela aquí:
“Vitaly Borker, un hombre de 34 años que vendía espejuelos de marcas a través de su sitio de internet decormyeyes.com fue arrestado por las autoridades federales en su casa en Brooklyn New York.
“En la mayoría de los casos, Borker cobraba más de lo anunciado en sus páginas por espejuelos de marcas conocidas, y cuando los clientes se quejaban, los amenazaba enviándoles mensajes con fotos de sus casas y frases como ‘mejor no siguas quejándote porque sé donde vives y te estoy vigilando’
“Muchos de sus clientes llevaban sus quejas a diferentes foros s, lo que hacía más revelante los resultados de búsquedas de Google al mencionar su sitio web. El caso llegó a tal extremo que Google se vio forzado a cambiar su algoritmo para que vendedores inescrupulosos no usaran los comentarios negativos dejados en otras páginas como una herramienta para aumentar el tráfico hacia sus propias páginas.
“Borker fue arrestado bajo cargos de fraude, uso de la Internet para amenazar y acechar a un individuo, así como un cargo adicional por usar del correo postal para cometer fraude. De ser hallado culpable, podría ser condenado a 25 años de cárcel.”
Nota: cronica
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diciembre 23, 2010
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