Acopiadores y especuladores se aprovechan de precios de Emapa

Precios: una mujer abandona un centro comercial de Emapa llevando una arroba de azúcar
Oportunistas: Varios miembros de una familia compran, acumulan y luego fraccionan el producto para comercializarlo.

Los bajos precios de los alimentos comercializados por la Empresa de Apoyo a la Producción de Alimentos (Emapa) generaron una lucrativa actividad para acopiadores y especuladores de azúcar y harina, según testimonios de amas de casa y vecinos de los sitios en los cuales se comercializa los productos.

Una seria advertencia expresada ayer por el viceministro de Defensa del Consumidor, Fernando Fuentes, de sanción con tres años de cárcel a los especuladores y acumuladores de alimentos no impide la continuidad de una actividad generada por el mercado.

La diferencia de precios entre los aplicados por Emapa y los de venta en mercados y puestos callejeros es aprovechada por ingeniosos intermediarios que forman largas filas con el apoyo de familiares para multiplicar las compras.

La especulación, el agio y otras actividades económicas que el Gobierno ha calificado como delictivas incrementaron y generan una nueva fuente de ingresos a la sombra de la diferencia de precios oficiales y los que determina el mercado de alimentos.

Desde su vivienda, ubicada en la céntrica calle Rodríguez, el vecino Miguel Ángel Bernal relató que cada día se observa a varios miembros de familias que, organizadas, forman colas, compran alimentos y luego se reúnen, cuadras más abajo, para juntar los productos y transportarlos en un vehículo.

Esta actividad es muy simple, de acuerdo con lo que describen los vecinos consultados: una arroba de azúcar comprada en Emapa a un precio de 49,50 bolivianos es fraccionada posteriormente en 25 libras y expendida a cinco bolivianos cada una.

El ingreso que se obtiene por esta cantidad alcanza a 125 bolivianos, suma que cubre fácilmente el costo por las horas empleadas en la espera, el transporte y los envases en los cuales se fracciona y entrega al cliente final.

Sin embargo, un ejecutivo de Emapa explicó en un medio radial que se ejerce un control riguroso de los compradores, a quienes se registra con el número de su cédula de identidad, y se establece la norma de venta de una arroba de azúcar por semana a cada uno de éstos para evitar la intermediación.

Opiniones

“Es increíble, todos los días observamos que vienen a comprar en familia a Emapa. Participan padre, madre, hijos, nueras, nietos, abuelos. Todos se reúnen una cuadra más abajo y juntan lo que han comprado para transportarlo en un solo vehículo. Es culpa de Emapa, porque ellos llevan un registro y deberían vender mínima mente cada dos semanas, pero una misma persona hace fila dos a tres veces en un solo día. No es posible que día que pasa las filas no disminuyan de 500 personas”.

Miguel Ángel Bernal / Vecino de la calle Rodríguez

“La mayor parte de las señoras que están aquí venden en el mercado Rodríguez y en la calle Antonio Gallardo. Es el caso de ella (dirigiéndose a una mujer que compraba un quintal de harina). Es diario este hecho, ya que para ellas es más lucrativo hacer fila. Compran la arroba de azúcar a 49,50 bolivianos y luego lo venden por libras a cinco bolivianos. En las reuniones que hacemos en la calle Yacuma se las ve a todas, es por eso que la reconocí. Como ella, hay muchas en centros de Emapa”.

Armando Estrada / Asoc. Mcal. Santa Cruz

Nota: la prensa

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