Desde hace más de un milenio, los Inuit habitan en el Gran Norte canadiense. El clima helado les obligó a desarrollar tejidos que les protegiera y que, con el tiempo, se convirtieran en las obras de arte que el Museo Nacional de Arte presentará desde el jueves.
Según informó la Embajada de Canadá, la muestra Cultura sobre tela, que estará en el museo desde el 30 de junio al 22 de julio, tiene como fin promover y difundir el arte, y la estética de la cultura Inuit, más conocida como esquimal, en América.
Son 19 tapices que reproducen escenas de la vida cotidiana y espiritual de este pueblo indígena los que forman parte de la exposición. Las piezas fueron elaboradas con aplicaciones de fieltro sobre paño de lana. Lo materiales y las 12 autoras provienen de la región ártica de Canadá, de la comunidad de Baker Lake en Nunavut, considerada por los Inuit como la patria de la mayoría de los miembros de este pueblo originario de Norteamérica.
La mayoría de los trabajos recrean escenas de la vida cotidiana: representaciones de los campamentos, de las cacerías y de los animales con los que normalmente interactúan: focas, ballenas y osos, entre otros.
“Cuando era niña, me gustaba mucho cuando las flores crecían en la tundra. Eso me fascinaba. Las flores de la tundra eran bellas y quedan muy bellas en mi memoria. Las pongo en todos mis tapices”, comentó en una entrevista Ruth Qaulluaryuk, una de las artistas cuya obra forma parte de la muestra.
Dentro de esta cotidianidad, un espacio importante está dedicado a los héroes mitológicos y las leyendas de la región. El mundo espiritual de los Inuit es explorado por las artistas de la tela con colores brillantes y figuras alegóricas y fantásticas.
“Mi abuela tenia la costumbre de contarme cuentos… me decía que en otro tiempo los animales podían transformarse en personas. Mi abuela me contaba cuentos para dormir. Me he preguntado como podía incluir en el arte esas historias”, recordó Irene Avaalaaqiaq.
Con la llegada de las nuevas tecnologías y el contacto con el resto de Canadá varias de las creadoras fueron influenciadas por los conceptos artísticos contemporáneos. De esta forma, lo abstracto y los nuevos colores han llegado a los telares inuit.
Esta tendencia es más notoria en el caso de las nuevas generaciones. Un ejemplo de ello es Gloria Inugaq, cuyo sentido de los colores y sus creaciones innovadoras le otorgaron popularid
Nota: La Razon
Son 19 tapices que reproducen escenas de la vida cotidiana y espiritual de este pueblo indígena los que forman parte de la exposición. Las piezas fueron elaboradas con aplicaciones de fieltro sobre paño de lana. Lo materiales y las 12 autoras provienen de la región ártica de Canadá, de la comunidad de Baker Lake en Nunavut, considerada por los Inuit como la patria de la mayoría de los miembros de este pueblo originario de Norteamérica.
La mayoría de los trabajos recrean escenas de la vida cotidiana: representaciones de los campamentos, de las cacerías y de los animales con los que normalmente interactúan: focas, ballenas y osos, entre otros.
“Cuando era niña, me gustaba mucho cuando las flores crecían en la tundra. Eso me fascinaba. Las flores de la tundra eran bellas y quedan muy bellas en mi memoria. Las pongo en todos mis tapices”, comentó en una entrevista Ruth Qaulluaryuk, una de las artistas cuya obra forma parte de la muestra.
Dentro de esta cotidianidad, un espacio importante está dedicado a los héroes mitológicos y las leyendas de la región. El mundo espiritual de los Inuit es explorado por las artistas de la tela con colores brillantes y figuras alegóricas y fantásticas.
“Mi abuela tenia la costumbre de contarme cuentos… me decía que en otro tiempo los animales podían transformarse en personas. Mi abuela me contaba cuentos para dormir. Me he preguntado como podía incluir en el arte esas historias”, recordó Irene Avaalaaqiaq.
Con la llegada de las nuevas tecnologías y el contacto con el resto de Canadá varias de las creadoras fueron influenciadas por los conceptos artísticos contemporáneos. De esta forma, lo abstracto y los nuevos colores han llegado a los telares inuit.
Esta tendencia es más notoria en el caso de las nuevas generaciones. Un ejemplo de ello es Gloria Inugaq, cuyo sentido de los colores y sus creaciones innovadoras le otorgaron popularid
Nota: La Razon
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