LA HORA DEL FÚTBOL

El estadio Ciudad de La Plata, convertido en el mejor escenario futbolístico de la Argentina tras las últimas construcciones que lo hacen el único con techado, es la atracción que presentará la Copa América y que albergará a la mayor cantidad de partidos del torneo, entre ellos el encuentro que hoy abrirá el certamen entre las selecciones de Argentina y Bolivia.

Sólo el ‘afinado’ de algunos detalles faltaba para quedar listo, el colocado de carteles y otros detalles menores eran realizados cuando Marcas lo visitó el miércoles.

Llamado Único, lo es porque es el primer estadio techado en Sudamérica, estructurado con 4.400 toneladas de fierro, el único con campo removible, porque en 40 horas se puede desarmar y volver a armar la cancha; y además cuenta con una pantalla central de cuatro caras led.

El concepto de su diseño tiene que ver con darles a todos los espectadores la misma comodidad, es un mensaje de igualdad y unidad, según el arquitecto Roberto Ferreira.  “Creemos que sentar a la gente no sólo es un tema de comodidad sino de seguridad. Aún la cultura del espectador de fútbol en la Argentina impide un proceso de cambio más rápido. Queremos que todos estén sentados y así cambie una realidad”, explicó Ferreira.

El camarín de Bolivia está ubicado hacia la izquierda del ingreso central, al otro lado irá Argentina, aunque está previsto que ambos entren a la cancha al mismo tiempo.

Los datos

Desde las 19.30
La inauguración comenzará a las 19.30 (hora boliviana), cuando se realice la fiesta previa con una duración de 25 minutos.
Himnos
Luego el grupo Azul Azul —invitado por la organización— entonará el himno boliviano; mientras que la cantante argentina Soledad hará lo propio con el de su país.
Lleno total
Hace varias semanas se agotaron las entradas para el partido inaugural. Unas 53.000 personas presenciarán el cotejo entre Argentina y Bolivia.

Un ‘intercambio’ de camisetas

Diego Banegas y José Tayandi hicieron un acuerdo: lucir la camiseta del otro durante la producción fotográfica propiciada por Marcas en el estadio Único de La Plata.

Banegas, que vistió la albiceleste (“del país en donde vivo”, y Tayandi —la verde nacional— (“porque quiero mucho al país de mis padres”), provienen de la Academia de Fútbol Milton Melgar, de Buenos Aires; el primero es boliviano, el segundo nació en Argentina de padres bolivianos.

Ambos quedaron impresionados por el imponente estadio Único. “Algún día voy a jugar aquí”, dijo Banegas, hoy  jugador de las inferiores de Argentinos Juniors. Ambos protagonizaron la previa del duelo inaugural.

Fútbol y punto

A dos años del 6 a 1

Julio Peñaloza Bretel
es periodista

El miércoles 1 de abril del 2009, la selección boliviana jugó el mejor partido de toda su historia. Así lo expresé en mi blog (juliopenalozabretel. blogspot.com) al día siguiente en que amanecimos sorprendidos y extasiados por cómo se habían alineado todos los planetas y convergieron los dioses de todos los tamaños para que el equipo dirigido por Erwin Sánchez, ayudado por las facilidades otorgadas por un Maradona desprevenido, hiciera desaparecer de la faz del Hernando Siles a la celeste y blanca, Messi incluido.

La escuadra verde campeona del 63 o el sólido equipo ensamblado por Azkargorta-López en 1993/94 no produjeron un desempeño tan extraordinario como el de ese día, en el contexto de un rendimiento irregular durante esas eliminatorias, con un director técnico que nunca pudo definir un equipo base y que por su inseguridad y falta de claridad conceptual cambiaba de alineación de un partido a otro, cosa que se ratificó para la fecha siguiente en que el equipo nacional perdió en La Paz 0-1 frente a Venezuela dos meses después.

Argentina se marchó desportillada y con los ojos en tinta. Llegó a Sudáfrica 2010 y recordó la media docena de goles que le anotaron en La Paz, luego de quedar eliminada a manos de Alemania (0-4), así que los anfitriones llegan al partido inaugural de hoy, convencidos de que en el catálogo de los códigos, en algún momento tocaría la revancha que en esta ocasión quisiera traducirse en furiosa e incuestionable venganza por los ahora dirigidos por Sergio Batista.

Bolivia llega a este partido con las modestas pretensiones que caracterizan sus participaciones fuera de La Paz. No es para menos, desde la derrota sufrida en la final frente a Brasil en este mismo torneo jugado en nuestro país (La Paz, 1997) nuestro fútbol no ha tocado fondo porque vive en caída libre permanente cuando se examina, por ejemplo, el ranking FIFA que nos sitúa en el puesto 93.

La escuadra preparada por Gustavo Quinteros saltará al campo a aguantar. Jugará al cero, dejando abierta una rendija para el milagro, más en el corazón que en los argumentos para el juego. Un solitario delantero, Martins y Joselito para la gestación resultante del contraataque si es que se puede aspirar a cierto grado de posesión del balón, y todos los demás a defender, a cerrar espacios, a despejar, a tratar de evitar ser pulverizados por izquierda-centro-derecha (Tévez-Messi-Di María o Lavezzi), con un dueño de casa superofensivo y las cartas de seguridad para la recuperación que pueden permitirle hombres experimentados de la mitad para atrás, incluidos los marginados por Maradona para la última Copa del Mundo, Zanetti y Cambiasso que hoy serán de la partida.

Se sabe que las kilométricas diferencias en los papeles —Argentina está en el puesto 10 del ranking— se acortan notablemente cuando llega el pitazo inicial, y en eso Batista y los suyos saben que pecarían de ingenuamente pretenciosos si creyeran que entrarán a aplastar al rival, cuando todavía son muy visibles las cicatrices dejadas por Diego que como director técnico demostró ser un combatiente y no un estratega.

Desde que ganara la Copa del Mundo en 1978, la selección argentina ha sido dirigida por César Luis Menotti, Carlos Salvador Bilardo, Alfio Basile, Daniel Alberto Passarella, Marcelo Bielsa, José Pekerman y Diego Armando Maradona.

Esto significa que Batista, muy visiblemente de menos experiencia y trayectoria que sus antecesores (dirigió juveniles y tres equipos de primera división de mitad de tabla), es el octavo seleccionador en 33 años, lo que significa un promedio de uno cada cuatro años, continuidad en la que se ha empeñado el capo de la AFA, Julio Grondona. Esta noche veremos en La Plata a una Argentina que tiene abierta la interrogante de si Batista podrá calificar para quedarse y enfilar hacia las eliminatorias que conducen al 2014 y a una Bolivia al mando del mejor técnico posible encontrado en el fútbol doméstico, del que no puede dejar de recordar algún dislate cuando se quejó por la altitud de La Paz cuando dirigía a Blooming, esa misma altitud en la que jugó para The Strongest, San José y la selección que se clasificó a Estados Unidos 94.


Nota: La Razon

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