Hasta ayer, las declaratorias de "enemigos", amenazas, denuncias de chantaje, revelaciones de un seguimiento a sus llamadas telefónicas, acusaciones de supuesto soborno de Estados Unidos e incluso el pedido del presidente Evo Morales de "conquistar" a las mujeres del Tipnis resultaron inútiles para convencer a los indígenas de frenar su caminata forzada hacia la Sede de Gobierno.
El último intento realizado por los ministros de Obras Públicas, Servicios y Vivienda, Walter Delgadillo y de Desarrollo Productivo, Teresa Morales, terminó en fiasco, cuando los indígenas pidieron la presencia del Presidente Morales y de al menos 10 ministros para instalar las mesas de diálogo sobre 16 puntos de un pliego de peticiones.
Hace 21 años, en 1990, una movilización similar también puso en aprietos al Gobierno de entonces, conducido por Jaime Paz Zamora. Luego de varias declaraciones que intentaban desacreditar y dividir a la marcha, el presidente Paz Zamora fue al encuentro de los indígenas que finalmente ingresaron triunfalmente a La Paz en medio de un emotivo apoyo ciudadano. Esa "Marcha por la Dignidad y el Territorio" abrió el rumbo hacia el reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas y su incorporación en las leyes a través de la Asamblea Constituyente.
NEGATIVA
El Presidente Morales que articuló su proyecto con base en la reivindicación indígena elevó a rango de ley la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas de la Organización de las Naciones Unidas. Esa norma determina que los pueblos indígenas deben ser consultados antes de la ejecución de proyectos de construcción o, exploración y explotación de recursos naturales que les afecten. Esa misma obligación fue incorporada en la nueva Constitución Política del Estado.
Pero el Presidente Morales se niega a suspender el proyecto, insiste en que la carretera traerá desarrollo y acusa a los dirigentes de la marcha de haber sido cooptados por organizaciones no gubernamentales. Incluso el ex ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana lanzó la acusación de una supuesta intención de transnacionalizar territorios indígenas de la región en conflicto.
Cuando los indígenas expresaron su indignación por los ataques del Gobierno y decidieron emprender nuevamente su marcha hacia La Paz, los ministros enviados por Morales reaccionaron con molestia y decepción.
"Los marchistas nos dejaron con los crespos hechos", dijo la ministra Morales.
En varios contactos telefónicos con medios de comunicación de La Paz, la ministra Morales y su colega Delgadillo criticaron a los marchistas por insistir en sus demandas de pedir la presencia del Primer Mandatario y del gabinete presidencial.
"Nos han dejado, han huido del lugar, no han sostenido su palabra y estamos muy preocupados, porque definitivamente esto nos obliga a retornar a nuestro trabajo habitual y no tenemos ninguna posibilidad de reiniciar el diálogo", dijo la ministra Morales.
El ministro de Comunicación, Iván Canelas, señaló que esa actitud demuestra el interés "político" de la marcha.
"Lamentamos la actitud que asumieron estos dirigentes, pero también comprobamos que tienen una intencionalidad política", afirmó Canelas.
"Se les está prácticamente rogando para dialogar, pero ésa es un actitud que no puede continuar. Han perjudicado las labores de los ministros, una vez que tienen que atender tareas y reunirse con otros sectores, tienen que hacer muchas cosas", aseguró Canelas.
Los indígenas llegaron ayer a la región de Santa Ana, después de haber caminado 17 kilómetros.
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