El gobierno de Perú anunció que suspenderá el programa de erradicación de plantas de coca en la región de Huallaga, en el centro este del país, la segunda zona de producción de hoja de coca.
El jefe del programa antidrogas del presidente Ollanata Humala, Ricardo Soberón, informó que es una pausa “indefinida” para evaluar la marcha de la política de erradicación y corregir posibles errores.
Soberón minimizó el impacto que la medida podría tener al asegurar que en otros países, como Bolivia o Colombia, se han tomado pasos similares. Pero el jefe del programa antidrogas peruano está equivocado, porque la marcha de la erradicación en el país no se ha detenido.
Es más, en lo que va del año, Bolivia ha eliminado más de 6.400 hectáreas de coca ilegal. Con esa cifra se ha sobrepasado la meta anual de erradicación que la Ley de Sustancias Controladas y Régimen de la Coca marca en 5.000 hectáreas.
Ese resultado es una clara muestra de que Bolivia cerró filas contra el narcotráfico para cumplir con su política de Estado y con convenios de carácter internacional.
Las tareas de erradicación se ejecutaron en el Chapare, Yungas, San Borja, Yapacaní y el Chore.
La fuerza antidroga incautó además 16,1 toneladas de cocaína, 370 toneladas de marihuana y destruyó 13 laboratorios de cristalización de cocaína.
Las cifras demuestran la convicción del Gobierno de defender la dignidad y soberanía del pueblo boliviano. Bolivia es un país pequeño, pero no por ello la administración de Evo Morales aceptó condicionamientos externos para diseñar una estrategia antidroga nacional.
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