Una nueva tendencia cobra impulso en Serbia, generando un fenómeno que los sociólogos describen como “literatura carcelaria”.
En los últimos dos años se publicaron decenas de libros escritos por varios reclusos célebres de prisiones internacionales y locales.
Entre ellos figuran algunos sentenciados por crímenes de guerra cometidos durante el conflicto de 1992-1995 en Bosnia-Herzegovina y por el asesinato del primer ministro Zoran Djindjic en 2003, pero también hay otros condenados por narcotráfico.
El común denominador de todos ellos es el esfuerzo por “contar la verdad”, señaló Milan Lukic, uno de los autores más controvertidos, en su libro Relato del detenido de La Haya.
Lukic, de 41 años, fue sentenciado en 2009 a cadena perpetua por el Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia, que funciona en la órbita de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y tiene su sede en La Haya.
Lo condenaron por participar en los secuestros y ejecuciones de decenas de musulmanes en el oriente de Bosnia-Herzegovina, y por quemar vivos en 1992 a otros 120 civiles musulmanes en dos casas de su localidad natal de Visegrad.
La publicación este mes del libro de Lukic causó indignación entre varios activistas por los derechos humanos, organizaciones de la sociedad civil y sobrevivientes musulmanes en Bosnia.
Esa ira tiene un motivo. Lukic dice ser inocente y escribe que no estuvo presente en Bosnia cuando se perpetraron los delitos por los que fue sentenciado, y niega que esos crímenes hayan ocurrido. (IPS)
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