El texto Gasolinazo: subvención popular al Estado y a las petroleras revela que el subsidio neto de los casi 4,4 millones de barriles de diésel que importó el país durante 2010 para abastecer al mercado interno, equivale a 197,2 millones de dólares y no a los 380 millones de dólares que manifestó el Ejecutivo (ver cuadros).
Esto se fundamenta en el hecho de que el valor de la compra de este combustible ascendió a 567 millones de dólares, pero con la comercialización se recuperaron 370 millones.
Lo mismo sucede con la gasolina. De acuerdo con Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), en 2010 se importaron 579.919 barriles a un precio de 74,8 millones de dólares.
De ese monto, según el Gobierno, el Estado eroga 49,4 millones de dólares. La investigación indica que ese pago no supera los 24,8 millones, el resto (50 millones) se recuperan con la venta.
La investigación, realizada por el Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA) y Plataforma Energética, cruzó los datos del Balance Energético Nacional (BEN), el Boletín Estadístico de YPFB y el Informe Presidencial de 2010.
Si se suman los montos de los subsidios a la gasolina y al diésel, de acuerdo con la investigación, resulta que el Estado subvencionó los combustibles en el mercado interno con un total de 222,7 millones de dólares en 2010.
Esto contradice datos oficiales que señalan que la compra de gasolina y diésel en 2010 tuvo un costo de 660 millones de dólares, de los cuales 380 millones se destinaron a la subvención.
Con el Decreto Supremo 748, de diciembre de 2010 se elevaba el precio de la gasolina en 57% y el del diésel en 82% como una forma de incentivar a las empresas petroleras a aumentar su producción de líquidos.
Carlos Arze, experto en hidrocarburos del CEDLA, dice que “las petroleras no pierden nada con la estructura actual; parece más bien que el Gobierno quería impulsar la exploración de nuevos campos de petróleo, lo cual quedó estancado hace años”.
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