“Consultar el mail afecta a la mismas zonas del cerebro que esnifar cocaína”

Quizá alguien se equivocó y creyó que era dios. Pensó que podía hacerlo todo y que un café, una copa o una pastilla eran sus arcángeles. Pero la naturaleza no genera dioses. Produce humanos. Y los somete a un ciclo constante de gasto y renovación de energía. Es el bucle infinito de la actividad y el sueño, del trabajo y el descanso. Y la naturaleza no perdona. Todo el que la desafía acaba rindiendo cuentas.
(Ilustración de Vicente García Morillo)
Esta sería la versión bíblica de la teoría de Tony Schwartz. El presidente y CEO de The Energy Project, después de varias décadas desarrollando trabajos creativos, ha llegado a una conclusión: trabajar sin dejar tiempo para recuperarse y renovar energías reduce la efectividad.
La situación económica actual ha arramplado con los horarios laborales. Los honorarios han encogido. La tecnología abruma… Lo mencionaba Schwartz en una reciente charla para 99% y decía que esto está llevando a muchos individuos a exprimir su energía al máximo para trabajar más, y más, y más.
Pero “la energía es finita” y “el tiempo es finito”, asegura el experto en productividad. “Damos por sentado que la capacidad de trabajo es infinita”. Pero no es así. “Las únicas capacidades que duran, tanto en la naturaleza como en las personas, son las que se renuevan, y cada uno de nosotros es responsable de aumentar su energía”.
La cantidad de trabajo que se pide a un mismo profesional está creciendo. A la vez su “atención está siendo atacada” más que nunca por múltiples canales (mail, Twitter, Facebook…). La situación no es fácil y la respuesta de una inmensa mayoría, según Schwartz, es estirar la energía al máximo con una taza de café, una copa de alcohol y otros estimulantes.
Ahí es donde el presidente de The Energy Project quiere llegar. La solución no está en una bebida ni en robar horas al sueño. Todo lo contrario. La respuesta se haya en la esencia misma del sentido común: dormir y descansar. Una reflexión que, a pesar de su obviedad, no deja de ser inusual.
“Estamos diseñados para funcionar entre energía que gastamos y energía que renovamos. Hace falta parar. Te mueves entre las horas de atención y las horas para dormir. Los músculos se contraen y se relajan. El sistema digestivo funciona y descansa. Todos los sistemas del cuerpo funcionan así. Del trabajo al descanso”, explica Schwartz en esta conferencia. “Cuando trabajamos sin descanso estamos violando el ritmo interno de nuestro cuerpo”.
Schwartz lo muestra con una viñeta que dice: “Intento mantener mi chute de café hasta que tome el chute de Martini”. Pero esto no aumenta la productividad de una persona. “Tenemos que renovarnos. Estamos diseñados para eso. Si no nos renovamos de forma natural, buscaremos formas artificiales para renovarnos y recuperar nuestra energía. Beberemos café para despertarnos. Llegaremos agotados a casa y tomaremos uno, dos o tres martinis porque, aunque estamos exhaustos, seguimos mental y emocionalmente activos y queremos tener energía para poder seguir trabajando. Pero hay un problema, el alcohol es un estimulante de corto plazo y, al poco tiempo, volverás a sentirte cansado otra vez”.
Esta actitud procede de conductas extendidas que gozan de cierta popularidad. Por eso, para Schwartz, “es necesario ennoblecer la idea de la renovación”.
“Muchas personas, especialmente las que trabajan sin jefe, piensan que cuando paran, cuando descansan, cuando toman un tiempo para renovarse no están haciendo lo que deberían hacer”, indica el CEO. “Tras todos estos años trabajando he descubierto que el tiempo empleado en descansar y renovar la energía es tan necesario como el tiempo dedicado a trabajar”.
El experto sacó dos mitos a la palestra.
Mito 1:
Una hora menos de sueño aumenta una hora de productividad al día.
Realidad:
Incluso las pequeñas privaciones de sueño tienen un profundo impacto no solo en nuestra salud. También en nuestra capacidad cognitiva y nuestra efectividad.
Mito 2:
No es el número de tareas que somos capaces de hacer al mismo tiempo lo que determina lo productivos que somos. Lo llamamos multitasking o taskshifting. Pensamos que así podemos ser más productivos y lo hacemos de forma adictiva.
Realidad:
Somos más eficientes cuando hacemos una sola cosa en cada momento y podemos estar totalmente absortos en ella.
El mail es uno de los grandes perturbadores de la concentración. Dice Schwartz que “abrir mensajes de correo afecta a las mismas zonas del cerebro que esnifar cocaína. Es un tema de adicción”. Y, además, “produce un gran placer escapar de la actividad que estamos haciendo y que nos requiere un esfuerzo”.
Para el CEO, “cada vez hacemos más cosas y cada vez prestamos menos atención porque tenemos la atención dividida en varias tareas a la vez. Estamos comprometidos en hacer muchas cosas en un mismo momento pero no estamos comprometidos plenamente en ninguna de ellas. Nos estamos perdiendo el placer de meternos totalmente en un asunto y entregarnos a fondo”.
Schwartz planteó una serie de cuestiones a la audiencia para que reflexionaran sobre ellas. Les animó a que se preguntasen:
¿Cuál fue el periodo de tiempo más largo que pasaste sin mirar tu mail durante el mes pasado?
¿Cuándo fue la última vez que tomaste una o dos horas de tu día para pensar de forma creativa sin interrupciones?
¿Con qué frecuencia te sientas y te tomas 30 segundos para respirar profundamente y calmar tu mente?
Y, para terminar, Schwartz mencionó la figura del sprinter. Ese corredor encarna la metáfora de toda su teoría. El atleta toma unos segundos para correr. En ese tiempo está centrado únicamente en la meta. Pero cuando llega, se acabó. Es tiempo de descansar hasta que eche a correr de nuevo.


Via : YOROKOBU

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