Migrantes exitosos

El país en su conjunto va a “premiar” el éxito de los agricultores con la reversión de la tierra
En varias oportunidades hemos escuchado de compatriotas que triunfaron allende las fronteras y pensamos que para sobresalir había que emigrar del país. Sin embargo, un reciente documental del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), con el apoyo de PNUD, mostró al país que dentro del territorio existen posibilidades de éxito, bajo dos condiciones fundamentales, a la vez que elementales, trabajo propio y honestidad.
Se ha dicho que no hay trabajo más noble que la agricultura y así se demuestra con las historias de más de 30.555 migrantes de casi todo el país, cuyo destino llegó a Santa Cruz, donde con esfuerzo y sufrimiento, ellos y sus familiares, tienen un futuro diferente al que pudieron tener en sus lugares de origen.
Sobre este documental ya se han emitido respetables comentarios, a los cuales quiero añadir un par de reflexiones que ligan la situación mencionada con la política de tierras plasmada en la Constitución vigente y la denominada Ley de Reconducción Comunitaria.
Agricultores migrantes y “cambas” aportan conjuntamente con su esfuerzo al continuo desarrollo de la agropecuaria cruceña, principal fuente de alimentos de Bolivia; para lo cual han tenido que invertir vida y recursos económicos en la habilitación, preparación y mejoramiento de suelos y de esta forma convertirlos en terrenos aptos para la actividad agrícola. Por supuesto que para ello han tenido que fertilizar, tratar malezas, plagas y hacer desmontes, especialmente en las zonas del norte integrado  y de expansión del departamento de Santa Cruz.
Nadie puede dudar de la aptitud agrícola de esas tierras, aunque normas desactualizadas e interpretaciones con sesgo las califiquen de otra manera, con el objetivo de crear inseguridad en el trabajo agrario.
Lamentablemente es así, la Constitución vigente desde el 2009 y la Ley de Reconducción Comunitaria del 2006, han determinado que el desmonte no autorizado por el Estado es ilegal y, por lo tanto, esas tierras deben volver a dominio del Estado, para luego ser regaladas con exclusividad a las comunidades indígena originario campesinas.
En otras palabras, el esfuerzo e inversión, son castigados porque el productor no tenía autorización de parte del Estado para crecer en su actividad agrícola y de generación de alimentos. ¿Se necesita autorización para esto?
Resulta, pues, que el Estado-Gobierno, va a quitar las tierras a un sinfín de productores medianos y grandes, migrantes y no migrantes, que no pidieron permiso para producir y que por el contrario fueron obligados a demostrar trabajo ante el INRA desde 1996.
Esto quiere decir que el país en su conjunto va a “premiar” el éxito de los agricultores con la reversión de la tierra (se la quitan sin indemnización). O es que el otro pecado será no estar en la línea constitucional de promover la propiedad colectiva, a costa de la individual.
Y es que si bien el documental muestra el éxito de los migrantes, no nos muestra sus preocupaciones y una de ellas es precisamente ésa, perder su tierra y sus inversiones, porque ahora los derechos exclusivos de acceso a la tierra son para las comunidades indígena originario campesinas y bajo derecho colectivo, no individual o neoliberal.
Ojalá que a través del diálogo y el reconocimiento al trabajo honesto de los agricultores, estas dificultades legales puedan superarse en bien de la seguridad alimentaria de los habitantes del Estado Plurinacional. Estemos atentos.

* El autor es abogado y especialista en Derecho Agrario, Ambiental y Desarrollo Rural

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