La aritmética de la inversión

La inversión es sinónimo de consumo futuro, de mayor capacidad de la economía para generar producción e ingresos a mediano y largo plazo; la inversión se articula con el crecimiento económico a través de la acumulación de capital o mejora en la productividad total de los factores, y ocurre cuando existe una mayor cantidad de capital por trabajador o cuando un obrero es más productivo por hora trabajada.

El último quinquenio la tasa de inversión bruta total respecto al PIB en Bolivia fue de 16% ligeramente superior en dos puntos porcentuales al quinquenio 2001-2005, si dividimos el anterior dato con otro indicador denominado ICOR que mide la eficiencia de la inversión para generar un punto porcentual adicional en el PIB, podemos aproximarnos a la tasa de crecimiento porcentual del PIB real; si el ICOR de Bolivia para el quinquenio 2006-2010 en promedio fue de 3,5, entonces el PIB real estaría creciendo aproximadamente en 4,5%.

La operación aritmética de dividir 16% (tasa de inversión respecto al PIB) entre 3,5 (ICOR en Bolivia) no es algo trivial; es una útil herramienta para averiguar que si queremos crecer en el próximo quinquenio al 6% es necesario invertir un 21% del PIB y si solo se invierte un 12% nuestro PIB crecerá apenas al 3,4%; esta simple pero vital aritmética pone de relieve el papel que tiene la inversión en el futuro económico de un país.

En la década de los 90 era común escuchar que Bolivia no tenía la capacidad suficiente para generar el ahorro necesario para impulsar la inversión, de hecho el ahorro interno era 9,5% del PIB y por ello se argumentaba que era necesario captar ahorro externo o inversión extranjera directa; actualmente la tasa de ahorro nacional promedio de este último quinquenio es 26% respecto al PIB, si se canalizaría este ahorro a la inversión, la economía ya estaría creciendo al 7%.

El aporte de la inversión privada es crucial para encaminar el crecimiento de la economía, aunque en los últimos años el aporte de la inversión pública ha pasado a ser lo relevante, basta mencionar el flujo de 2.400 millones de USD para la presente gestión. Si se toma en cuenta que en el plazo de cinco años el país tiene el reto de invertir aproximadamente 32.000 millones de USD tanto con aporte privado como estatal, es hora de evaluar si se va cumpliendo lo planificado.

El ministro de Economía ha señalado que el Estado apuesta al crecimiento del país con sendos flujos de inversión pública que van por encima de los USD 1.500 millones en promedio los últimos años y ha reclamado el compromiso asumido por los empresarios privados con el presidente del Estado, Evo Morales, de invertir USD 1.000 millones, en 2010.

Ante esta solicitud hecha por la autoridad económica, la respuesta del máximo representante de la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia ha estado fuera de lugar pues lo que se esperaría de un líder empresarial es el planteamiento del debate en términos de cómo encarar el mediano y largo plazo para mejorar nuestra productividad como país y que sinergia Estado y privados es la necesaria para lograr ese cometido.

Gastar energías en conminar a un ministro a estabilizar el precio del pollo no es de lo más sensato, cuando lo urgente y de vital importancia es discutir qué mecanismos podrían acelerar la canalización del ahorro hacia la inversión, ese es el tema principal que debe quedar apuntado en la agenda de discusión de nuestros líderes gremiales, pues nuestro futuro en el largo plazo depende del ritmo de estas tasas de inversión, la aritmética es simple pero bastante aleccionadora y va mas allá de posiciones personales.

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