El gobierno del Presidente Morales, a la cabeza de sus principales autoridades, no puede con su talante confrontador. Ellos son hombres de lucha, son duros, son inflexibles. Para ellos consensuar es una debilidad imperdonable.
Consensuar es un signo de flaqueza de la democracia que no valoran. Ella solo es útil para llegar al poder, luego es un estorbo para el chavismo trasnacional.
Y cuando piden perdón es solo una táctica de una estrategia mayor, no es verdadero arrepentimiento. Es solo dar un paso para atrás, para luego dar dos para adelante.
Ellos imponen, si o si, aunque sea a palos. Aunque sea violando derechos humanos e incluso matando gente con "victorias militares", como se vanagloria Garcia Linera en el librito rojo, donde nos mostro su alma negra.
Piden perdón con cara dura, llena de odio, solo para engatusar a la opinión pública, pero luego exigen que muestren a sus muertos, hacen acusaciones veladas contra los indígenas marchistas, se lavan las manos como Pilatos. Quieren llamar a consultas ilegales que violan tratados internacionales y su constitución de La Calancha. Sus adeptos en Santa Cruz achacan a Ruben Costas de estar detrás de la marcha (Concejal masista acusa a indígenas de ser "borregos" de la derecha. Como ayer achacaron a los ganaderos del Beni, a los madereros, al Comité Civico de Santa Cruz, a la embajada Norteamericana, a la ONGs, a Goni y próximamente a Darth Vader y al Guasón.
Y para acabarla de amolar preparan marchas de apoyo a su insensata idea de destrucción del TIPNIS y el genocidio contra sus dueños ancestrales.
Como si todo esto no bastara arremeten contra los medios de comunicación. Los acusan de ser opositores, de ser sus enemigos, de publicar noticia falsas, de soliviantar a la población. Pero estos ataques ya no sorprenden nadie. Esto sucede en toda dictadura, esta es la regla.
Los tiranos le temen más a la prensa que Drácula a la cruz. La prensa los confronta con la verdad, les muestra como en un espejo sus grotescas figuras y lógicamente la verdad duele. Para su desgracia, la prensa es uno de los principales iconos de la Democracia.
Todo hace presumir que el conflicto por el TIPNIS persistirá invariable.
Los indígenas de tierras bajas seguirán exigiendo al respeto las normas nacionales e internacionales, en especial la consulta previa, el respeto a su territorio y su forma de vida.
Y el gobierno persistirá en destruir el TIPNIS, tumbando 500.000 bellos árboles milenarios y cambiándolo por negro asfalto de su socia la OAS.
¿Quién triunfara finalmente, la luz o la oscuridad? ¿El respeto al medio ambiente o la destrucción? ¿La carretera de la cocaína o el derecho a la vida?
Una preguntita final su excelencia. ¿Qué hay de los más de 200 millones de sobreprecio que tiene esta carretera, del que lo achaca Juan del Granado?
0 Comentarios