Miles de bolivianos y extranjeros que visitan el país andino levantaron las manos al cielo para recibir los primeros rayos del sol este lunes 21 de junio, en ceremonias indígenas que marcan la llegada del año nuevo aimara 5.518.
Esta celebración habitualmente estaba enclavada en el altiplano boliviano y en alguna población del oriente. Sin embargo, una disposición del presidente Evo Morales convirtió al festejo en "nacional", pues decretó feriado con suspensión de actividades.
La medida levantó más de una polémica entre algunos antropólogos, políticos opositores e indígenas del oriente porque el año nuevo aimara no representa a todo el país y, porque históricamente, sería imposible creer que las culturas más antiguas de Bolivia hayan existido hace 5.518 años.
La celebración central del año nuevo aimara se desarrolló este lunes en la ciudadela antigua de Tiahuanaco, ubicada a unos 70 kilómetros de La Paz. Allí estuvo el presidente Morales con las palmas en alto pidiendo "justicia permanente a la madre tierra y a nuestros dioses", según declaró a los medios que acudieron a cubrir el evento.
En la ceremonia andina, que se replicó en otras regiones del país, se hicieron ofrendas a la pachamama (tierra), se elevaron plegarias en idioma aimara y se elevaron al cielo pedidos de "paz, tranquilidad y justicia social".
La festividad coincide con el solsticio de invierno, que marca un ciclo agrícola en esta parte del mundo.
La visión antropológica
Pero, ¿de dónde surgió esta festividad que ahora tiene carácter nacional?
El antropólogo Jedu Sagárnaga, en entrevista con BBC Mundo, dice que hace aproximadamente hace 30 años las agencias de viajes impulsaron la celebración del año nuevo aimara con fines comerciales.
Sagárnaga considera que Morales "está incurriendo en un error jurídico al decretar un feriado por esta fecha" porque el año nuevo aimara "no tiene asidero".
Argumenta que "no hay referencia etnohistórica sobre esta festividad" y que "es un error flagrante hablar de 5.518 años".
Y es un error, según Sagárnaga, porque 518 años transcurrieron desde la llegada de Francisco Pizarro a estas tierras y los otros 5.000 años "son un invento de alguien que dijo, pondremos 5.000 años".
Sagárnaga dice que hace 5.000 años, los nativos de estas tierras eran recolectores y no es posible pensar que hayan empezado a contar los años y menos, que le hayan hecho seguimiento astronómico.
Es más, la cultura tiahunacota, en cuyas ruinas se celebra esta fecha, existió 700 años después del inicio de nuestra era y, la aimara, inició hacia el 1.200 de nuestra era.
La visión política
Pero, más allá de las consideraciones antropológicas, el festivo nacional desató también otro tipo de polémicas.
Por ejemplo, el máximo dirigente de los indígenas de tierras bajas (oriente, sur y norte de Bolivia), Adolfo Chávez, en contacto con BBC Mundo, se declara "respetuoso de las diferentes culturas" y dice que "por eso hay que acatar el feriado". Sin embargo, también le pide al presidente Morales reconocer la cultura oriental con sus propios feriados.
Por eso, los indígenas de esa parte del país quieren que se decrete feriado cada 15 de agosto en homenaje a la primera marcha indígena, que en 1990 llegó a La Paz para pedir territorio y autodeterminación. También piden que sea festivo el 28 de enero, fecha en que se recuerda la masacre de Kuruyuki, cuando centenares de indígenas guaraníes murieron en una batalla libertaria en 1892.
El gobernador de Santa Cruz, el opositor Rubén Costas, también criticó el feriado nacional, pero finalmente se unió al festejo en la población oriental de Samaipata donde esperó la llegada del "lucero del alba".
Los empresarios vieron en esta fecha un motivo para perder dinero, pues debieron paralizar sus actividades o pagar bonos extras a sus empleados.
Tras la polémica por el festivo, el presidente empezó a referirse a este día ya no como "año nuevo aimara", sino como "año nuevo andino amazónico", con el fin de englobar a toda Bolivia en la celebración.
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