Cuatro neonatos, por cada dos mil nacidos vivos presentan algún problema de malformación, según las estadísticas del Servicio de Neonatología del hospital municipal de la Mujer en Santa Cruz de la Sierra. Equipos de ecografía modernos y técnicos especializados han permitido dar este paso.
Pero, los médicos reconocen que también ha influido el hecho de que más galenos exigen ahora exámenes de laboratorio. Además, hay más madres dispuestas a acudir a sus controles durante el embarazo.
“Si la mujer cumple sus cuatro consultas prenatales, le damos un diagnóstico de vitalidad fetal y si hay alguna malformación congénita o cualquier otro problema, podemos detectarlo”, manifestó el director de este centro, Raúl Hevia.
Hace 20 años, cuando aún era novedad la llegada del ecógrafo a la capital, sólo se sabía el nombre que iba a llevar el futuro bebé, en caso de ser varón o mujer, pero se desconocían los posibles defectos congénitos o malformaciones que lo acompañarían.
Luis Enrique Aguilera, miembro del directorio de la Sociedad de Ginecología y Obstetricia y del Colegio Médico, afirma que con la tecnología actual se puede detectar malformaciones congénitas, cromosómicas y alteraciones de la formación embrionaria y fetal. Y lo mejor de todo es que, a partir de allí, pueden encaminarse una serie de soluciones.
Por ello, los médicos insisten en la importancia de que la madre gestante acuda a su primer control de embarazo dentro de los tres primeros meses, puesto que con el chequeo médico ya se pueden detectar problemas de salud. Por ejemplo, una barriga que mida más de 38 centímetros llama la atención y pide indagar otros detalles. El ecógrafo permite definir la conducta a seguir en el momento del nacimiento, si se trata, por ejemplo, de una placenta previa, situación que pone en riesgo la vida de la madre y del bebé, o ante una emergencia obstétrica.
Los métodos para detectar irregularidades que se aplican en el país no son invasivos. El atrofoblasto (grupo de células que forma la capa externa del blastocisto y provee nutrientes al embrión) está entre los casos que requieren métodos invasivos. Este procedimiento se recomienda cuando la mujer tiene pérdidas repetidas.
A ello se suman los análisis de laboratorio, que ayudan a determinar desde una anemia hasta una situación compleja, como la isoinmunización materno-fetal, que se puede dar durante el proceso del nacimiento.
Las células de la sangre del feto pueden escapar hacia el torrente de la sangre materna. Estas células se pueden reconocer como extrañas si son de un diferente tipo sanguíneo de la madre y puede ocurrir un proceso de rechazo natural con la formación de anticuerpos. Este evento normalmente ocurre después del parto.
Aunque el embarazo en el que resulta primero la isoinmunización no se afecta el bebé, los niños de embarazos futuros pueden sufrir serios daños. También ayuda en la detección de diabetes, sífilis y Chagas, y exámenes de orina para descartar infección.
Erwin Román, jefe del servicio de Neonatología del hospital de la Mujer, indica que entre los casos más comunes está la gastroquisis (defecto de la pared abdominal), aunque el pronóstico es bueno y casi todos sobreviven. Según el especialista, ha habido un aumento en el último tiempo, aunque aclara que no sólo en Bolivia. También están las malformaciones cardiacas y los bebés prematuros. Además de los trastornos genéticos, como el síndrome de Down.
Osman Guzmán, del servicio de Ecografía de la maternidad, indicó que cuentan con varios equipos, pero dos de ellos de última generación de 3 y 4 D, lo que permite determinar con mayor precisión las malformaciones estructurales o funcionales en los bebés.
Causas de los defectos congénitos
Los defectos congénitos son anomalías que están presentes desde el nacimiento y pueden ser estructurales o funcionales. Dentro de esta clasificación están los casos letales (la muerte), muy severos (cardiopatías), o medianamente severos (fisuras orales).
Además, pueden ser aislados o múltiples: los primeros son los que se presentan solos, sin otros defectos, y los segundos conllevan varias alteraciones que se denominan asociadas.
¿Cuáles son las causas? pueden ser genéticas, cuando hay alteración en los cromosomas o ADN de los individuos. En este sentido, puede haber alteraciones monogénicas (afectan a un gen principal) o cromosómicas (cuando la alteración no está en el gen principal, sino en el número o la forma de los cromosomas). Las más comunes son la fibrosis quística, la distrofia muscular de Ducher y la displasia tanatofórica.
También están los de origen ambiental, por ejemplo: la infección por el virus de la rubéola, el consumo de psicofármacos durante el embarazo, tabaco, alcohol y radiaciones, que son agentes que no producen alteraciones genéticas, pero interfieren en el desarrollo embrionario. Por último, los de causa mixta, que tienen componentes genéticos y ambientales. Los defectos congénitos son multifactoriales y policausales. Aún hay un 50% de defectos congénitos de causa aún desconocida.
Algunas anormalidades que se detectan
Gastroquisis. Es un defecto de la pared abdominal en el cual los intestinos y otros órganos se desarrollan fuera del abdomen del feto, a través de una apertura de la pared abdominal.
Onfaloceles. Es una malformación congénita en la que cantidades variables del contenido abdominal (vísceras) están insertadas en la base del cordón umbilical.
Hernia diafragmática. Anomalía congénita en la cual hay una abertura anormal en el diafragma, el músculo que le ayuda a uno a respirar. Esta abertura permite que parte de los órganos abdominales (estómago, bazo, hígado e intestinos) se suban hasta la cavidad torácica, cerca de los pulmones.
Atresia intestinal. Es la falta de formación completa de una porción del conducto intestinal. El diagnóstico se puede hacer mediante un ultrasonido durante el embarazo.
Atresia de esófago. Es la falta de continuidad del esófago con o sin comunicación a la vía aérea. Con una mortalidad cercana al 100% en los años cincuenta. En la actualidad, la sobrevivencia es superior al 90%.
Ano imperforado. Es la ausencia de una abertura anal normal.
Nota : El Deber
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