Desde la creación de ADEMAF la atención de los medios ha estado dirigida más hacia la dirección de Juan Ramón Quintana que a sus funciones institucionales y lo que estas quieren decir para el proceso autonómico que vive Bolivia. El ex ministro de la Presidencia prefiere no responder a las críticas que se han dirigido por su designación y de lleno entra a una explicación de las razones que han llevado a crear una agencia de desarrollo para las macrorregiones y zonas fronterizas, así como de los alcances que tiene.
La Época (LE).- ¿La creación de la Agencia para el Desarrollo de Macro regiones y Zonas fronterizas incide en el proceso autonómico que vive Bolivia?
Juan Ramón Quintana (JRQ).- No tiene ninguna incidencia negativa como pretende hacer creer la oposición. Más bien se ha de constituir en una suerte de motor institucional para que podamos compatibilizar la gestión pública en las regiones fronterizas con el desarrollo institucional de las autonomías.
La agencia no es nada incompatible con el nuevo Estado plurinacional y autonómico. Más bien, se va a convertir en un actor gubernamental en aquellas regiones en las que determinadas instituciones necesitan del apoyo del Estado.
No es lo mismo el desarrollo de las autonomías municipales de las ciudades capitales que de los municipios de frontera. Estos últimos necesitan mayor apoyo del Estado para su fortalecimiento institucional. (...) Podrán promover procesos de fortalecimiento administrativo para que así desarrollen sus vocaciones productivas, que ahora están bastante lejos de contribuir al desarrollo económico de sus regiones.
Hay municipios fronterizos que tienen potencialidades productivas, pero la debilidad de sus instituciones municipales mantiene ese potencial durmiendo el sueño de los justos.
Por un lado, la agencia va apoyar técnicamente a estos municipios para que se conviertan en la herramienta del desarrollo productivo de sus organizaciones económicas. Por otro lado, la agencia también apoyará a estas organizaciones económicas para que puedan ponerse en sintonía con los municipios. Entonces ADEMAF será un puente entre organizaciones con potencialidades productivas y aquellos municipios que necesitan fortalecimiento institucional. Fortalecemos la gestión pública de los municipios y las capacidades técnicas de las organizaciones económicas.
Si nosotros no armonizamos la velocidad de desarrollo de estos municipios de frontera con la velocidad de las capitales o ciudades intermedias vamos a tener una réplica de la acumulación de una deuda histórica regional. Municipios fronterizos débiles, sin población, sin potencialidad productiva, y por lo tanto, sin contribución al Producto Interno Bruto (...), será una rémora para el desarrollo del Estado. (...)
En el siglo XIX las regiones fronterizas resultaban muy incomodas para las elites centralistas del Estado, ellas veían el latifundio como el Estado (...) estas fronteras eran para ellas regiones de un desarrollo imposible. (...) Esa mentalidad señorial y de desprecio sobre el dominio territorial se expresó en la mutilación de la geografía nacional. (...) Bolivia ha perdido más de la mitad del territorio con que nació.
LE.- ¿Y el proceso de cambio ha erradicado esa mentalidad señorial?
JRQ.- En este siglo el peligro consiste en que si nosotros no transformamos esta mentalidad señorial sobre la valoración territorial, de sus recursos naturales y sobre la importancia de su industrialización con soberanía, sufriremos una suerte de mutilación neo espacial de estos territorios.
Hoy no necesitas perder necesariamente el territorio para perder los recursos naturales. Un ejemplo es la biodiversidad, último botín del capitalismo depredador. (...) Perder esos recursos naturales es otra forma de perder territorio. ADEMAF es la expresión operativa de la política de dominio territorial y este se ejerce teniendo entidades estatales fuertes en las fronteras, los municipios son las entidades estatales naturales.
Si uno quiere entender conceptualmente el Estado, este es la manifestación consistente del dominio sobre determinado espacio. Si el Estado boliviano no ejerce dominio sobre su territorio estamos hablando de territorio sin Estado y eso es una de las grandes amenazas que se yerguen sobre este proceso de construcción estatal.
LE.- Las funciones de esta nueva entidad están bien definidas en el Decreto Supremo 0538, siendo así, ¿por qué cree usted que algunos piensan que su creación suscitará conflictos de competencia con los gobiernos departamentales?
JRQ.- No hay ninguna competencia que ADEMAF pretenda usurpar a gobernaciones o municipios. De hecho, los gobernadores deberían forjar una idea pro activa y participativa, entendiendo que tendrán en la agencia una herramienta de trabajo que contribuirá al desarrollo de sus regiones, en vez de resistir tozudamente con una lectura señorial de la autonomía, cuando debería ser una democrática. La autonomía no se alimenta de la miseria de la gente, se alimenta de su prosperidad. Prosperidad significa dar comunicación vía celular, descentralizar recursos del gobierno nacional para actividades productivas, diversificación de actividades económicas, etc.
LE.- ¿las autonomías departamentales se sienten tan suficientes como para llevar adelante programas de industrialización de recursos naturales, de diversificación productiva y fomento productivo?
JRQ.- Es muy difícil que lo hagan. Por lo tanto, esta actitud rencorosa y desconfiada de algunos gobernadores subestima las necesidades reales de la gente. Parece que esta actitud pretende impedir que los más necesitados cuenten con crédito, oportunidades educativas o mejoramiento del desarrollo urbano. Esta crispación política de la derecha no es solamente innecesaria sino también innoble frente a las necesidades de la gente de la frontera.
Si uno le pregunta a la población fronteriza si necesita al gobierno departamental o al nacional, le responderán que necesitan a ambos y no necesariamente a uno por exclusión de otro. Su abandono es secular, no de algunas décadas, no tienen escuelas ni hospitales, aprenden más rápido el portugués que el español y hasta se inscriben en el registro civil de Brasil antes que el de Bolivia.
Esta lectura de la oposición no se compadece con estas necesidades estructurales de la gente. Es una lectura patrimonial del territorio. Si yo fuera gobernador y crearan una agencia de desarrollo de mis fronteras, lo primero que yo haría es darles oficinas, pues me traería oportunidades de desarrollo.
LE.- ¿Podrá ADEMAF organizar y canalizar los recursos provenientes de agencias de cooperación extranjeras como USAID o similares fuentes de cooperación multilateral?
JRQ.- Por definición ideológica, política y programática esta agencia no va a recibir ni un solo centavo de USAID, porque la nuestra es una agencia de desarrollo, para resolver las necesidades de la gente. USAID tradicionalmente ha llevado a cabo una estrategia impostora que en nombre de la ayuda al desarrollo y la lucha contra la pobreza lo que ha tratado es de socavar la democracia de los bolivianos, perforar la soberanía, generar inestabilidad política y en definitiva tratar de derrotar un proceso político en marcha.
Aquel tipo de agencias son una anomalía, lo cual no quiere decir que no trabajemos con otras agencias cuya actitud de transparencia y cuyo aporte honesto al desarrollo de nuestros pueblos sea un ejemplo, agencias que hayan demostrado que comprenden este proceso y sus dimensiones históricas, a diferencia de USAID, que hasta ahora lo que ha hecho es conspirar contra este proceso.
LE.- ¿Cómo se planea supervisar entonces las actividades que financie USAID en Bolivia? ¿ADEMAF no podría controlar que se den casos de financiamientos irregulares?
JRQ.- ADEMAF tendrá mandatos que probablemente sobrepasen su capacidad institucional que se está montando. Su mandato es contribuir al desarrollo de las regiones más olvidadas, generar equilibrio interregional, preservar la soberanía sobre los recursos naturales y articular las distintas iniciativas y acciones gubernamentales.
Su agenda es compleja y requerirá tiempo y coordinación con Fuerzas Armadas, ministerios, gobernaciones, municipios, organizaciones sociales y más. Entonces es una entidad que articula múltiples esfuerzos. (...) Transmitirá de forma sistematizada las necesidades y demandas de estos municipios al poder ejecutivo y las entidades ejecutoras.
LE.- Cuando usted cuestiona la suficiencia de las autonomías departamentales para llevar a cabo programas de industrialización de recursos naturales o diversificación productiva pareciera que ADEMAF tendrá un carácter transitorio hasta que los gobiernos departamentales puedan hacer todo esto por si solos ¿Es así?
JRQ.- No. ADEMAF es una política de Estado y apunta al dominio territorial del Estado. Es una herramienta que permite que esta tarea de ejercer dominio territorial sea efectiva. En la Constitución está claro que en ningún momento el Estado renuncia a esta soberanía, mucho menos a la soberanía territorial.
Desde aquella perspectiva yo imagino que esta agencia va adquirir una importancia gravitante para municipios más pobres y también para las poblaciones más abandonadas. Por su puesto, a medida que vayamos superando estas necesidades básicas insatisfechas de la gente, seguramente ADEMAF podrá asumir otras tareas, pues no es solamente para satisfacer estas necesidades.
Cada día se transforma la economía de la informalidad, y estas economías informales no necesariamente se corresponden con las capacidades de reacción estatal para resolverlas. Entonces, ADEMAF tendrá que tener la capacidad de construir condiciones para responder estas mutaciones de las economías informales que golpean duro en las fronteras y que debilitan el ejercicio de la soberanía territorial y que perforan la seguridad interna del Estado.
ADEMAF será una institución flexible y versátil para atender las mutaciones permanentes que sufren los factores que hacen vulnerable la soberanía territorial y estatal.
Un ejemplo es el tema de la biopirateria ¿Cómo resolvemos ese tema? Esta es una de las economías ilegales más prósperas hoy en día, comparable al tráfico de armas o hasta al tráfico de órganos.
Esto lo resolveremos a partir de una comprensión sustantiva sobre el valor de la biodiversidad, que tendrá que estar instalada en la sociedad, en las instituciones públicas de los municipios y en las gobernaciones. Si no organizamos dicho pensamiento sobre las nuevas formas de saqueo de nuestros recursos naturales que están en la Amazonia, en la Chiquitania, en el Pantanal o en el Chaco (...) no vamos a poder desarrollarnos de forma equilibrada ni decir que vivimos en un Estado soberano.
Entonces, ADEMAF va a tener una larga vida en la medida en que el Estado requiera defenderse de estas mutaciones tan extrañas cuya operatividad en los territorios es a veces muy difícil de entender. Así que independientemente de quien la dirige hoy día se debe fortalecer este tipo de agencia.
LE.- ¿Algo más que quiera añadir?
JRQ.- Talvez que esta agencia, para ser competente, eficaz y tener un impacto rápido, requiere del acompañamiento de las organizaciones sociales, que valoren el mandato de la agencia, no de quien la dirige, porque eso significa valorar el territorio desde una perspectiva de la descolonización.
Tenemos que leer el territorio, el espacio, la biodiversidad y la frontera con una mirada distinta a la del Estado colonial, que ha depositado una cultura mental y señorial en las elites de poder que creían que el Estado terminaba donde terminaba su hacienda, cuando resulta que el Estado no es el latifundio. (...)
El territorio es lo sustantivo de la sociedad así como la sociedad es lo sustantivo del territorio y en muchas oportunidades históricas se ha separado sociedad de territorio con el animo de perpetuar el poder de pequeñas elites que creían que este país les pertenecía por consigna.
Ahora que desarrollamos esta política de ejercer control territorial y ejercicio soberano parece que les incomoda a aquellas elites, de la misma manera que a principios del siglo XX el Matogrosso, el Acre, los incomodaban porque les distraía la posibilidad de gobernar sus latifundios. (...)
Zavaleta nos recordaba que a esta elite le importaba más que muriera una oveja de su latifundio que perder 200 mil kilómetros en la frontera en el norte, como el Acre. A esta casta el territorio nunca le interesó más que como un valor patrimonial.
Que valor le otorgó esta casta hace 180 años a la Amazonía. Se debe leer informes de los delegados gubernamentales en el territorio nacional de colonias cuando se refieren a los indígenas, a la naturaleza y a los recursos naturales, un desprecio total, una incomodidad.
Prefirieron perder más de la mitad del territorio nacional, algunas veces no solo por la impostura diplomática sino también por la del conflicto militar. Recuerde que el Ejército llegó tarde al teatro de operaciones de la Guerra del Pacífico, lo mismo que para defender los territorios del Acre ¿Cuándo llegó el Estado a las fronteras del Mato grosso? Esa es la estatura de una casta política que aprendió a perder en territorio lo que ganaba en latifundio.
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