Evo Morales busca consensuar en torno al "gasolinazo"

El vicepresidente boliviano, Álvaro García Linera, anuncia que pactará con los movimientos sociales un aumento del precio de los combustibles que considera ineludible. Los 380 millones de dólares que le cuesta al Estado subvencionar el carburante y el ingente contrabando no convenció a la población. Las protestas obligaron a Morales a retirar el decreto que subía hasta en un 82% el precio del combustible.
El Gobierno de Evo Morales no renuncia a la subida de carburantes que decretó hace unos días y tuvo que retirar ante las airadas protestas callejeras y la oposición frontal de los sindicatos. El vicepresidente boliviano, Álvaro García Linera, lo anunció el domingo en la televisión estatal del país, aunque, consciente del fracaso anterior, ha condicionado la subida a un consenso con los movimientos sociales. “Serán ellos quienes nos digan cómo hacemos para que no se vaya esta sangría de dinero, con ellos vamos a tomar la futura decisión”, explicó. 
Del gasolinazo al reculazo. El viernes 31 de diciembre, el presidente Morales tuvo que retirar el decreto 748 que elevaría hasta en un 82% el precio de los carburantes, medida destinada, según explicó, a terminar con las enormes subvenciones que el Estado proporciona a este producto, que están minando la economía nacional y alimentando el contrabando a países vecinos. Fue un decreto de ida y vuelta: las fuertes protestas pararon sus pies.

Sin embargo, el Gobierno boliviano no se olvida de los motivos que le llevaron a tomar la decisión inicial. “Hoy la heridita es pequeña, está saliendo la sangre, qué pasa si la herida se abre más, qué pasa si seguimos creciendo como cuerpo y se va volviendo la vena más ancha, tarde o temprano hay que cerrar esa vena abierta del contrabando y de la subvención que afecta al pueblo boliviano”, advirtió el vicepresidente García Linera...

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