- Anahí Dignidad Líder nació cuando la histórica marcha por la Dignidad y el Territorio daba sus primeros pasos en 1990 y por eso tiene ese segundo nombre. Hija de madre marchista y dirigente sindical, 21 años después le toca caminar rumbo a La Paz representando al pueblo sirionó. En la multitud es una de las más conocidas precisamente por las circunstancias, el lugar y la fecha en que nació. Ayer fue su cumpleaños. No habló con ningún periodista, se quedó junto a su comunidad en el campamento del río Tijumachi (Beni). En la marcha que se opone a la construcción de la carretera que atravesará por el núcleo del TIPNIS se recuerda la caminata de 1990. Ese momento fundacional de la trayectoria y logros de los pueblos indígenas de Bolivia es la referencia obligada, ahora que las etnias y nacionalidades de tierras altas y bajas vuelven a caminar rumbo a La Paz. Esa generación, la que llegó a reunirse con la administración de Jaime Paz Zamora y logró que el parque Isiboro Sécure sea nombrado un Territorio Comunitario de los pueblos originarios, ahora guía los pasos de los jóvenes que el lunes recién supieron lo que significa caminar con abarcas sobre asfalto, a más de 35 grados bajo el sol abrasador. “Lento se llega más lejos”, grita el presidente de la Subcentral del TIPNIS, Fernando Vargas, a la cabeza de la columna que a primeras horas de ayer comenzó a acelerar el paso dejando atrás al resto de las delegaciones. Los jóvenes, entusiastas, corrieron durante la primera hora de caminata. Sucumbieron pronto y más de uno terminó exhausto sobre una camioneta. De hecho, la marcha avanza con más lentitud. El primer día se recorrieron 16 kilómetros y ayer sólo se avanzaron 12, desde Puerto Varador hasta el campamento que se instaló bajo el puente del río Tijumachi (que conecta con el Mamoré). En 1990, el dirigente Fernando Vargas tenía menos de 25 años y ese 15 de agosto de 1990 fue uno de los organizadores para que las comunidades del Sécure salgan en canoas y partan desde Trinidad. Su predecesor en la dirigencia del TIPNIS, Adolfo Moye, seguía los cursos primarios en la comunidad Santísima Trinidad, a pocos kilómetros del río Isiboro. Mientras tanto, hace 21 años, alguien más joven, Bienvenido Sacu, también se ocupaba de la logística para que la delegación de guarayos se incorpore a la gran convocatoria de los pueblos de tierras bajas para reclamar ser reconocidos por el Estado. Sacu, ahora es diputado indígena y cuenta que por las actividades organizativas casi no pudo participar en la primera marcha de los años 90, aunque asegura que sí caminó en las posteriores movilizaciones de 1996, 2002 y 2008. Adolfo Moye, uno de los promotores de la actual movilización que planea llegar esta tarde hasta la comunidad de Fátima de Moxos (a 42 kilómetros de Trinidad), comentó que cerca a una treintena de dirigentes y líderes de etnias que caminan actualmente participaron de la marcha por la Dignidad y el Territorio. Ellos sugieren dónde hacer las paradas de descanso y cómo resolver los problemas cotidianos, como las enfermedades y la distribución de alimentos. Página Siete visitó la próxima parada de la columna de marchistas y constató que éstos serán recibidos con música y una celebración organizada por el corregidor de la población. Desde que comenzó la movilización dormirán por primera vez bajo techo, en los ambientes de una antigua escuela que ahora está desocupada. Con la incorporación de nuevos miembros del Consejo Nacional de Marqas y Ayllus del Qullasuyu, las comunidades chimanes, los guaraníes y la Central de Pueblos Indígenas de La Paz (CPILAP), la marcha alcanzó ayer alrededor de un millar de personas aunque la dirigencia de la asegura que ya son 1.200 los que caminan hacia La Paz.
Nota: Pagina Siete
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