Ser maestro en el área rural exige compromiso con la comunidad y ciertos sacrificios para lidiar con las carencias de las escuelas y de los alumnos.
Quienes trabajan en el campo saben que deben enfrentar muchas dificultades. La mayoría debe recorrer kilómetros para llegar a sus fuentes de trabajo y saber lidiar hasta con la falta de materiales educativos. Como recompensa reciben el respeto y la admiración no solo de los estudiantes, sino también de los comunitarios. Y es que en el área rural la voz del maestro es importante no solo en temas educativos.
En Santa Cruz hay más de 30.000 docentes, de los cuales 6.800 trabajan en las zonas alejadas, según la Federación de Maestros Rurales. Hoy, en el Día del Maestro, quienes ejercen esta profesión esperan que las autoridades hagan el esfuerzo de solucionar el déficit de ítem, que solo en la zona rural alcanza a 300 puestos, según el secretario general del sector, Ronald Zabala.
La maestra Maritza Arce (46) lleva 13 años dedicados a la enseñanza en la escuela El Salao, ubicada en la zona del mismo nombre, distante 12 kilómetros de Montero Hoyos. Hasta allí llegó EL DEBER para conocer su experiencia. Para Arce, una de las grandes ventajas de enseñar en la zona rural es que no hay mucha presión y los niños demuestran mucho respeto por su maestro.
La escuela donde enseña Arce es de motacú, cuenta con un solo ambiente y alberga a alumnos de primero, segundo y tercero de primaria. “Soy una maestra multigrados. Tengo 24 chicos a mi cargo, el menor tiene 5 años y los mayores, 10”, cuenta la maestra, que pone a prueba su creatividad para que sus alumnos capten las lecciones. En las paredes de barro se pueden leer los números en colores llamativos y hay papelógrafos con las letras del alfabeto y oraciones para facilitar el aprendizaje de los niños.
Esta profesora vive en Montero Hoyos y todos los días se traslada en moto hasta su escuela. No importa si hace frío o calor, llega a las 8:00 a cumplir con su labor. Asegura que, después de sufrir varias caídas sobre el trayecto solitario y arenoso, se ha vuelto una experta para conducir, a tal punto que en menos de 20 minutos está en su escuela.
El recorrido diario también lo hacen los niños que madrugan para caminar uno, dos e incluso cinco kilómetros desde sus casas hasta la unidad educativa. Algunos lo hacen en bicicleta, que es el medio de transporte más común en las comunidades alejadas.
Arce ejerce la docencia desde hace 20 años. Su sueldo no es mucho, pero los bonos son un buen incentivo, dice la maestra que con su salario de docente y trabajo de su esposo como agricultor ha formado a sus cuatro hijos.
En Bolivia existen 133.104 docentes, para una población estudiantil de 2.501.807, y 10.150 administrativos, según datos de la Dirección Departamental de Educación.
Hoy, Día del Maestro, se conmemora la fundación de la primera Escuela de Maestros en la capital del país, Sucre, en 1909, durante la presidencia del general Ismael Montes.
En esta jornada habrá actos en las sedes de los maestros urbanos y rurales.
Para saber
- Problemas. El secretario general de los maestros rurales, Ronald Zabala, hizo notar que el Día del Maestro ha encontrado al sector con algunos problemas, como los rumores de jubilación forzosa. Se dice que hay una lista con 320 maestros urbanos y rurales que quedarán sin trabajo porque se quiere reutilizar dichos ítemes. En el Seduca indican que no hay nada oficial al respecto, pero que está haciendo una redistribución de los cargos.
- Reto. El director de la normal Enrique Finot, Arnoldo Osinaga, afirma que la nueva ley educativa exige al maestro compromiso social y mayor actualización.
Julia Medrano | Puerto Quijarro
Está a punto de jubilarse
Tenía 48 años cuando empezó a ejercer como maestra en comunidades rurales de Puerto Quijarro y ahora, con 63 años, está a punto de jubilarse. Siete años de sus vida los dedicó a enseñar en la escuelita de la comunidad San Pedrito, en los límites con Brasil. Para llegar hasta allí debía recorrer 25 kilómetros en moto o en flota.
Actualmente trabaja en el colegio Resguardo de la Frontera, en Arroyo Concepción, y se sigue transportando en motocicleta, con el fin de ahorrar Bs 5 que cuesta el transporte en bus. La maestra contó que ya le llegó una invitación para jubilarse. /Lorenzo Yopiez
Mirtha Candelaria Romay | San Javier
“El gran desafío es la actualización”
Tiene 51 años y lleva 29 dedicados a la enseñanza. Empezó su labor en Potosí, luego en Cochabamba y después se trasladó a San Javier, donde sentó residencia tras conseguir un puesto en el colegio Fe y Alegría del pueblo.
Desde hace algunos años su salud se ha visto afectada por complicaciones en el hígado y en el riñón. Sin embargo, ha optado por no abandonar la escuela porque sus alumnos son su fortaleza, asegura. Esta maestra comenta que el gran reto del profesor es la actualización permanente. “Tengo material de Argentina que me ayudan a cumplir mejor con mi trabajo, además enseño música, manualidades, inglés, quechua y chiquitano”, dice. /Magno Cornelio
Pascual Chuvé Choré | San Ignacio
32 años de servicio no lo han cansado
Pascual Chuvé Choré ejerce la docencia desde hace 32 años, los últimos 17 en la unidad educativa Seccional Ángela Redondo, situada en la comunidad Santa Rosita de las Minas, a 15 kilómetros de San Ignacio de Velasco. Todos los días se levanta a las 5:30, monta su bicicleta y se pone en marcha rumbo a su escuela por un camino de tierra. A las 7:30 inicia su labor, con el acto escolar, y luego imparte sus lecciones en el aula. Al mediodía emprende el retorno a su casa, con la satisfacción de haber contribuido con la educación de los niños de la comunidad y con el desarrollo del país. /Carlos Quinquiví
Miguel Mencary y Francisco Vaca | El Carmen
Desempeñan una labor social
Son profesores en la escuela Edilberto Procchio, de la comunidad El Carmen, distante 40 km de Concepción. El trabajo en el campo ha hecho que tengan mayor vocación de servicio y valoren mucho más el deseo de aprender que tienen los niños de esta localidad, pues no todos cuentan con materiales para escribir. Siendo maestros rurales en ocasiones hacen de médicos, de porteros y orientan a los pobladores cuando hay que tomar decisiones para solucionar los problemas.
Juan Francisco Lavayén Sotomayor | Camiri
Es músico y educador
De sus 55 años de vida, 30 los ha dedicado a la docencia. Es conocido como el profe ‘Panchito’ (en la foto aparece con el acordeón), por su carisma y apego a la música. Dicta la materia de música en dos escuelas, pero combina la docencia con la actividad artística, pues forma parte del mariachi Cordillera. Este profesor, que después de tres décadas en el magisterio alcanzó la categoría al mérito, también se ha destacado por luchar por mejores condiciones para el sector como dirigente./Teófilo Baldiviezo
Nota : El Deber
Ser maestro rural demanda sacrificios
junio 06, 2011
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