La marcha indígena avanza

La Iglesia Católica insta a los bandos antagónicos a buscar diálogo y acuerdo



Trinidad es un “horno” que quema a 36º C y el sol picante de sus cielos quiere sofocar al movimiento de resistencia indígena boliviano que se opone a la construcción del segundo tramo de la carretera Villa Tunari–San Ignacio de Moxos. Ese es el escenario en el que arrancó la Marcha por el Territorio, la Dignidad y los Derechos de los Pueblos Indígenas del Oriente, desde la capital de Beni con destino a La Paz.
A 21 años de la primera marcha de los pueblos originarios del oriente, ayer se inició la caminata hacia la Sede de Gobierno nutrida por cerca de 700 hombres y mujeres de las 36 naciones y etnias del país. Los marchistas cruzaron el Puerto Almacén, que está clavado a 16 kilómetros de Trinidad, sobre las aguas del río Mamoré. Allí se asentaron, sobre la verde pampa de la comunidad que está al otro lado del río.
A las 9:00, un “enjambre” multicolor de hombres y mujeres de las ocho subcentrales indígenas de tierras bajas y del Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu (CONAMAQ) se concentraron en la plaza de armas trinitaria.
“Marchamos contra la política de este Gobierno que tiene rostro indígena pero que asume posturas neoliberales y anti-indígena”, dijo a voz en cuello Adolfo Chávez, máximo dirigente de la Confederación de Pueblos Indígenas del Oriente Boliviano (CIDOB), en referencia a la decisión gubernamental de llevar adelante un proyecto de infraestructura vial que afecta a territorios indígenas sin haber realizado la consulta previa.

JORNADA DE CAMINATA
La multitud de indígenas se deslizó como serpiente sobre la plancha de asfalto de la carretera que vincula la Capital beniana con San Ignacio de Moxos. Pero con el paso de las horas, el calor se hizo insoportable, sobre todo para niños de pecho y ancianos que acompañan a sus familias en la protesta. Algunos fueron presas de la deshidratación y de insolación. Los marchistas no son de “fierro”.
Son las 11:30. Pedro Isategua, hombre del pueblo yuqui, está convencido de que el endemoniado sol de agosto beniano no va a tumbar la moral de los indígenas porque está no es la primera vez que él y su familia se ven obligados a salir de su monte, su casa, para reclamarle al Estado por los derecho que él cree que han sido pisoteados.
Un poco atrás, Rafael Quispe, mallku del CONAMAQ, camina apurado y levantando una pancarta que dice que los aimaras y quechuas de Bolivia marchan exigiendo respeto a las autoridades del Estado nacional. “Exigimos que la carretera Villa Tunari–San Ignacio de Moxos no lastime al Isiboro-Sécure, que el presidente Evo Morales venga hasta la marcha y pida disculpas a los indígenas del país, en especial a la compañeras yuracarés, moxeñas y chimanes por haberlas ofendido”, dice Quispe.
El mallku se está asando vivo porque ha decidido marchar vestido con el poncho negro que usa todos los días y su chicote de mando, pero a pesar de sus ojos rendidos por el esfuerzo, avanza a paso vivo.

FAMILIAS CON NIÑOS
En Puerto Almacén, la punta de lanza del movimiento busca refugio debajo de las taperas de madera donde funcionan pensiones. Hay niños desnudos que buscan consuelo en el pecho de sus madres, porque los rayos del sol han quemado sus brazos y piernas.
Rosalía Rocha tiene en sus brazos morenos a su único hijo. El niño tiene un mes de vivo y aún no tiene nombre. Ella es yuracaré, vive en el Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro-Sécure (TIPNIS). Sus cuerpos están bañados por el sudor porque han seguido sin vacilar todo el tramo. Como ella han varias madres yuracares, yuquis, guaraníes y ayoreo de que han sido sofocadas por la bruma de aire caliente. Pero la marcha debe continuar, de lo contrario no hay futuro.
Los representantes políticos indígenas también están en la marcha y están decididos a demostrar que no responden a ningún partido político. Ha llegado Rodolfo López, líder chiquitano y presidente de la Asamblea Departamental cruceña, Pedro Nuni, diputado por el MAS y representante moxeño, Wilsón Añez Yamba, asambleísta cruceño por el pueblo guarayo, entre otros.
A las 16:00, una barcaza enorme es abordada por los indígenas para cruzar hasta la otra orilla del Mamoré. Otros cruzan en barcas pequeñas. El movimiento indígena nacional cura heridas y descansa sobre la alfombra de pasto del otro lado del río, porque ha de salir a las 4:00 de hoy día, antes de que salga el sol.

IGLESIA PIDE DIÁLOGO Y PRESERVAR DERECHOS
La Iglesia Católica llamó ayer a un “diálogo sincero y constructivo” para superar el conflicto por la carretera Villa Tunari-San Ignacio de Moxos que enfrenta a indígenas y al Gobierno.
En un comunicado, la Conferencia Episcopal Boliviana (CEB) pidió articular “la responsabilidad que tiene el Estado de impulsar el desarrollo nacional y los derechos de los pueblos indígenas de tierras bajas, para encontrar una salida en un justo equilibrio de intereses legítimos”.
Los obispos indicaron que la Carta Pastoral “Los Católicos en la Bolivia de hoy” señala la necesidad de preservar los derechos y valores de los pueblos indígenas por encima de intereses económicos y desarrollistas.
“No ignoramos lo difícil que es articular, conceptual y prácticamente, un justo equilibrio entre el interés por contar con mayores recursos y la necesidad de conservar nuestro hábitat, sin embargo, hace falta una mirada previsora para salvaguardar el medio ambiente para las presentes y futuras generaciones”, dice la Carta Pastoral.
La Iglesia convocó además a todos los fieles católicos y personas de buena voluntad, particularmente cercanas a la ruta de la marcha indígena iniciada ayer, a ofrecer la ayuda humanitaria oportuna “que estos hermanos seguramente requerirán en alimentos, vituallas, alojamiento y medicamentos”.
Para la CEB, ante éste y otros conflictos regionales emergentes lo mejor que pueden hacer autoridades y dirigentes es mostrar apertura y racionalidad, y lograr un diálogo constructivo.“Somos un pueblo plurinacional y, a partir de este reconocimiento, se debe demostrar la capacidad de caminar junto a los que piensan distinto”, agrega.

MÁS SOBRE EL TIPNIS
• Al grito de “el Tipnis pa´ Bolivia y no para Brasil”, cientos de jóvenes, activistas ambientalistas, representantes de derechos humanos y otras organizaciones protestaron ayer en La Paz frente a la Embajada de Brasil, país que financia la construcción de la carretera Villa Tunari-San Ignacio de Moxos.
• “Llamamos al Gobierno del Estado Plurinacional a que reconsidere su decisión de construir el tramo II de la carretera Villa Tunari–San Ignacio de Moxos, que cruza el TIPNIS, y escuche la decisión de los pueblos indígenas de la región para evitar el enfrentamiento entre bolivianos”, dice un pronunciamiento público firmado por 43 entidades, entre no gubernamentales, académicas y colegios de profesionales.
• El ministro de Obras Públicas, Walter Delgadillo, dijo que hay el apoyo suficiente de organizaciones sociales para hacer realidad el proyecto de la carretera a Beni. Autoridades electas de Beni, como el subgobernador de la provincia Moxos, asambleístas departamentales, corregidores, alcalde y concejales de San Ignacio, también dieron su respaldo a la ruta.


Nota: Correo Del Sur

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